jueves, 20 de enero de 2011

Capitulo 47



Era el momento. 


Mi preciado trofeo. A segundos de convertirse en un Strigoi más.

No lo llevé a ningún otro lugar. Mis planes eran beber toda su sangre, allí, sobre el césped en el que había vencido al Dhampir que tiempo atrás fue apodado “el Dios”.

Me recosté a su lado, haciendo a un lado los cabellos sueltos que habían escapado de su coleta. Contemplé la vena que latía apaciblemente en su cuello bajo su piel. Puse mis labios allí, acariciando con la lengua el lugar en donde mis colmillos atravesarían la fina membrana que me daría mi nuevo y precioso alimento.

No me importaba nada más que mi persona y lo que iba a disfrutar bebiendo toda esa sangre. Sabía que los demás Morois estaban muy entusiasmados observando el espectáculo de “proceso de transformación”, como si yo fuera una clase “en vivo” de cómo hacer caer a una celebridad al lado oscuro, siendo yo misma, para ellos, una celebridad.

Dejé esos pensamientos de lado, junto con las palabras y sonidos provenientes desde el sector en donde el Cartero y sus invitados se encontraban.

Mis colmillos perforaron su piel. Me disponía a dar el primer gran sorbo.

Pero algo me interrumpió.

Levanté la cabeza para ver como un grupo de Dhampirs aparecía desde los árboles al final del jardín.

El Cartero gritaba hacia el interior de la casa, llamando a su propio grupo de guardianes mientras sus amigos Morois se apiñaban como un sólo organismo, con caras de pánico y ojos que miraban en todas direcciones.

Desde los laterales de la casa aparecieron más Dhampirs, de los cuales puede reconocer a varios. Algunos Morois también conformaban el grupo de recién llegados, y a esos también les conocía.

Me puse de pie, en vista de que había algo más urgente que atender, y di una rápida mirada llena de decepción hacia la comida que tendría que aplazar.

Más Dhampir aparecían a cada minuto. El jardín iba llenándose de cuerpos. Las luces provenientes del interior de la mansión se extinguieron y gritos de los Morois hicieron eco en la oscuridad.

Sombras se movían cuidadosamente entre los árboles, y más ruidos de peleas eran audibles, provenientes del interior de las habitaciones de la gran casa del Cartero.

Llamas aparecieron, como antorchas repentinamente encendidas. Dispersas por todas partes.

Más gritos. Gente corriendo. Un caos total.

Yo podía ver muy bien a pesar de eso.

Y por lo mismo adopté una posición de pelea al divisar al grupo de Dhampirs que se acercaba sigilosamente hasta mí, rodeándome  en un círculo. Eran cinco hombres. Tres de ellos habían compartido bastante conmigo en mi vida anterior.

Mikhail, Nikolay y Eddie me observaban con cuidado, siguiendo cada uno de mis movimientos e intentado adelantarse a un posible ataque por mi parte.

Cada cierto tiempo yo daba miradas hacia la casa, esperando a que más Strigois saliesen a combatir a la creciente masa de Dhampirs que no paraba de aparecer “¿De dónde han salido tantos?” me pregunté.

Nikolay debió darse cuenta de mis silenciosas preguntas porque dijo:

- Los demás Strigois no aparecerán, si es lo que estas esperando- Se movió un par de pasos hacia un costado, igualando el movimiento que yo había hecho.

- ¿Y eso por qué?- pregunté, dando otro par de pasos sin quitar la vista de ninguno de los que me rodeaba.

- Un grupo de Dhampirs y un par de Morois amigos se hicieron cargo de ellos durante la tarde.

Entrecerré los ojos.

Entendía que al referirse a “se hicieron cargo” estaba diciendo que ya los habían eliminado… pero no me explicaba como habían logrado infiltrarse en la mansión y mucho menos como habían dado con la dirección.

Eddie respondió esta vez.

- Dimitri incertó bajo la piel de su brazo un chip similar al que Mikhail había puesto en tu ropa hace unos días ¿Recuerdas como pudimos dar contigo y Nikolay cuando fuiste al rescate de Jill?

Lo recordaba. Recordaba haber estado muy molesta por la invasión a mi privacidad… pero no tan molesta como estaba ahora.

- Dimitri sabía que ibas a ir por él – agregó Mikhail, desde mi espalda en ese momento. Me giré un poco para mirarlo de soslayo- Por eso, poco después de que te subieran en la avioneta, pidió que un medico de confianza fuese a donde nos hospedábamos para que le insertara el chip.

Un gruñido bajo salió de mi garganta y mi labio superior se levantó, dejando ver a los demás mis colmillos.

Estaba furiosa.

Todo el tiempo Dimitri había estado emitiendo señales.

Todo el tiempo el grupo de Dhampirs había sabido donde nos encontrábamos, y de seguro nos habían estado espiando.

Esperando el momento preciso para atacar.

Me lancé contra el más cercano y menos experimentado, desde lo que sabía.

Eddie.

Logré darle un par de duros golpes en el estomago antes de que los demás se me viniesen encima.

Me giré para golpear a uno con la mano y luego al del otro lado con el pie. Propiné patadas y golpes a diestra y siniestra sin detenerme a ver quien recibía los puñetazos.

Golpeé tan duro como pude, pero a los minutos más tarde me vi inmovilizada por cinco Dhampirs que maniobraban rápidamente para atarme con gruesas cadenas.

Cruzaron el metal alrededor de mis muñecas y tobillos. Luego otras cadenas más rodearon mi torso y brazos.

Intenté darle cabezazos a todos los que se acercaban lo suficiente.

Grité como una loca poseída, maldiciendo a cada miembro de la familia de cada uno de los Dhampirs. Escupí y traté de morder a todos. Disfruté de cada porción de carne que logré retener entre los dientes. Pero no fue suficiente.

Más tarde fui arrastrada por tres de los Dhampirs a través de la casa.

El pasillo principal era una carnicería.

Las paredes con algunos rastros de sangre. Cuerpos de los Dhampirs del Cartero desparramados por el piso. Quejidos de dolor por allí y acá.

Llegamos a la puerta principal, donde varios vehículos Escalde negros nos esperaban con los motores en marcha.

Fui lanzada como un saco a la parte posterior de la camioneta más cercana.

- Lo siento, Rose- dijo Eddie luego de haber ayudado a descargarme sobre el tapete del vehículo- Eso es por el pedazo que arrancaste de mi mano.

Le siseé en respuesta.

Otros cuatro Dhampirs, a los que no conocía, se ubicaron a mis costados. Dos de cada lado, perfectamente sincronizados para actuar en caso de que me pusiera rebelde. Cosa que no podía hacer en el estado de inmovilidad en el que me habían dejado.

Pude ver por unas de las ventanas que daba hacia la casa como el Cartero era transportado hacia uno de los coches restantes. Él había recibido un trato mejor que el mío. Sólo le habían atado las muñecas tras la espalda y alguien había puesto una mordaza en su boca.  Felicité mentalmente a quien hubiese sido el responsable de esa última idea.

Al poco tiempo aparecieron Mikhail y Nikolay, transportando a Dimitri, quien parecía fluctuar entre la conciencia e inconsciencia a pequeños intervalos. Lo cargaban con un brazo de él sobre los hombros de cada uno, animándolo con palabras para que reaccionara y diera los últimos pasos hasta el asiento de pasajero de otro de los Escaldes.

Maldición.

Había estado tan malditamente de cerca.

De no ser por el grupo de idiotas que ahora me llevaba de regreso a quizás donde, hubiese podido ser la mejor de todas. La reina de los Strigois. Y Dimitri hubiese sido mi mejor ayudante y juguete privado.

Seguí gritando, sólo por fastidiarles… y porque estaba enojada, también.

Uno de los Dhampirs intentó amordazarme. Pero se dio cuenta rápidamente porque los demás habían desistido anteriormente de hacer lo mismo, cuando me quede con un trozo de él también.

-¡Mierda!- gritó el Dhampir, mirándome con resentimiento. Los demás le miraron con cara de lastima.

Escupí el trozo y le enseñé los dientes.

Los Dhampirs fueron abandonando la mansión con relativa rapidez.

Estaba sorprendida, dentro de mi furia general, por la cantidad de congregados.

De verdad, ¿De dónde habían conseguido a tantos Dhampirs en tan poco tiempo? Y ¿Dónde habían conseguido a los otros Morois, usuarios de fuego, que ayudaron en escaramuza?

Había alcanzado a notar que Christian era uno de los que comandaba al grupo de Morois usuarios del fuego, haciendo que se dispersaran ayudando a los Dhampirs para someter a los guardias del Cartero.

De seguro esos mismos Morois habían sido los responsables de las muertes de los Strigois en la mansión.

¿De dónde habían salido?

Lissa, Adrian y Sydney salieron de la gran casa, con sobres de polvos azules aún en las manos. Se montaron con rapidez en el Escalde tras el que yo me encontraba.

Luego salió Christian con su grupo de pirómanos.

Otros cuantos Dhampirs más subieron a los coches y luego estábamos en movimiento en un rumbo incierto para mí.

Recorrimos barios kilómetros de carreteras oscuras, bordeadas de árboles y curvas sinuosas.

Los Dhampirs en los asientos delanteros comentaban anécdotas sobre la batalla, rememorando lo rotundo que había logrados ser el triunfo. Sus voces, irradiando alegría por estar aún con vida.

Sospeché de que habían dudado acerca “vivir para contarlo” antes de lanzarse a la batalla.

Unos cuantos kilómetros más nos llevaron hacia otro camino lateral. El asfalto cambiado por tierra y piedras.

La camioneta se tambaleaba con suavidad en el trayecto, hasta detenerse en una casa de tamaño medio, de dos pisos, solitaria en una amplia extensión de bosque.

La gente en los Escaldes fue descendiendo. Apresurándose a cumplir con sus tareas.

Los cuatro Dhampirs a mis costados bajaron de la camioneta y dos de ellos me arrastraron hasta el borde para sacarme. Entre los cuatro me cargaron al interior de la casa mientras yo retomaba mis amenazas y maldiciones.

Mientras pasábamos a los Dhampirs y Morois a mí alrededor, todos parecían buscar otro punto en donde fijar la vista.

Los Dhampir me llevaron escaleras arriba y me dejaron sobre una plataforma que parecía una mezcla entre cama matrimonial convencional y camilla de hospital.

Una vez que me depositaron sobre la superficie, los cuatro retrocedieron hacia las esquinas de la habitación, adoptando la posición estándar de guardián vigía.

Cerré los ojos y maldije a todos en silencio. Me había aburrido de gritar.

La puerta se abrió una hora más tarde.

No puedo decir que fue una sorpresa ver quien entraba por la puerta.

- Vaya, vaya, vaya…-canturrié – Dichos los ojos que los ven…

- Rose…- La voz aprensiva de Lissa resonó en la habitación.

- ¿Qué pasa, Lissa? ¿No estás feliz de verme tú también?- me burlé de ella.

- Lo estoy- dijo con lentitud- Y estaré realmente feliz cuando esto haya terminado y vuelvas a ser la de siempre.

Yo miraba hacia el techo en ese momento, sin estar dispuesta  a hacer esfuerzos por levantar un poco la cabeza para tener una mejor vista del grupo.

Alguien se adelanto algunos pasos.

- Seré rápida, lo prometo- dijo una voz, que de primera me costó reconocer, pero que luego identifiqué.

- Que amable de tu parte, Sonya- dije con sarcasmo.

La nueva Moroi hizo un gesto con  la cabeza y dos de los Dhampirs de guardia se acercaron a mí también.

- Muevan un poco las cadenas. Necesito espacio para llegar al corazón- dijo ella.

- ¡Hey!, ¡Lissa! – dije en un tono un poco más elevado y burlón- ¿Por qué no lo haces tú misma? ¿No quieres ensuciarte las manos un poco?- reí con fuerza. Una violenta carcajada- ¿O es que no eres lo suficientemente fuerte como para soportar estacar a tu amiga?

Escuché un jadeo.

- No. No lo soy- murmuró ella. El sonido opacado. Seguramente estaba hablando contra el pecho de Christian.

Los Dhampirs movieron un poco las cadenas, dejando espacio suficiente para que una estaca encantada pasara sin dificultada hasta mi corazón.

- Sólo será un segundo- dijo Sonya, antes de levantar la estaca, con ambas manos, sobre su cabeza y dejarla caer con fuerza.

La Moroi tuvo que hacer dos intentos antes de lograr alcanzar su objetivo.


5 comentarios:

  1. alena es hermoso este capi x fi van a volver a la normalidad las cosas menos mal aunque no se creo q va a ver problem xq entonces rose ya no estara atada ,bueno en forma dhampir ,a lissa sino a sonya asi q veremos q pasa gracias x el capi ya lo hechaba en falta - soy fatima -

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  2. Hola Fatima!
    Feliz por que te haya gustado el cap :D
    La verdad es que no había pensado mucho sobre el lazo entre Lissa y Rose, pero creo que puede tener una solución: Sí el ser un Strigoi es equivalente a una enfermedad... entonces el lazo entre Lissa y Rose debería ser restablecido en el momento en que Rose regrese a la normalidad, porque no hubo muerte-muerte, sino algo así como una infección del alma... (voy a consultar esto mejor con las otras chicas)

    En cuanto a la relación de Sonya y Rose... bueno, puede que ellas se vuelvan un poco más cercanas... aunque no necesariamente como lo que ocurrió entre Dimitri y Lissa.
    Ya vimos que entre Robert y Sonya (en el original) no hubo mucho "cariño" entre ellos. Y lo otro es que, por suerte, Rose no tuvo mucho tiempo para sacar su lado asesino como Strigoi, por lo que su alma no esta seriamente dañada (hay algunas cosas, pero de eso se sabrá en el siguiente cap), y su conciencia tampoco, por lo que se sentirá agradecida de ser rescatada pero no en deuda infinita, como Dimitri se sintió.

    Gracias por pasar a leer y por comentar!!!
    Un beso grande!

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  3. alena todavia nada ,lo siento chica es q estoy superintrigada y la verdad es q nos tienes intrigadisima quiero mas x fiiis espero x el siguiente y sin presiones es q soy muy impaciente gracias x todo esto soy fatima

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  4. soy fatima alena y chica muchas gracias spade esta buenisimo y aqui esperando tu capi y si tengo dudas donde averiguo q nº de mensajes hace falta para entrar en descargas en AD xq hubo un comentario q habian subido y ya no era 70

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  5. Hola Fatima!
    Uy... la verdad es que no lo sé. Por lo que tenía entendido, eran necesarios 70 post para poder comenzar a descargar... pero con esto del cambio de imagen del foro, y el resto de las mejoras... No sé como estarán las cosas ahora :S

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