sábado, 1 de enero de 2011

Capítulo 36, 37, 38, 39 y 40

Capitulo 36


La habitación en la que manteníamos a Victor y a Robert era de un buen tamaño. El justo y necesario para mantener a un grupo de cuatro Morois más cinco Dhampirs reunidos. Todos por un bien común, es decir, hacer hablar a Victor.

Como habíamos organizado, los dos Dhampirs del grupo de guardia se encontraban en la puerta mientras Nikolay se situaba frente al gran ventanal del cuarto. Dimitri y yo nos encontrábamos muy cerca de donde Victor y su hermano habían tomado asiento sobre un pequeño sillón, al tiempo que Christian se situaba a un paso tras de mí y Lissa a unos cinco pasos más atrás.

Christian se había ofrecido voluntariamente para actuar como “incentivo” para una charla fluida, lo que se traducía en él utilizando su poder sobre el control del fuego, de ser necesario, para motivar a Victor y a Robert a “cooperar” en caso de que no quisieran seguir hablando.

Lissa, por otra parte, había insistido en estar presente. No quiso dar más explicaciones que el simple hecho de ser parte del grupo y tener derecho a observar la interrogación. Tuve la sensación de que se estaba poniendo a prueba a sí misma, para asegurarse de que había logrado superar todo lo que había tenido que vivir por culpa de Victor y sus estúpidos planes de “sanación personal”.

- Muy bien- dije, inclinándome ligeramente hacia Victor para poder mirarlo a los ojos desde la altura que me proporcionaba el estar de pie- Es hora de que nos cuentes de que se tratan todos tus negocios con el Cartero y que nos digas qué es lo que pretendías lograr aquí en Siberia, buscando al hermano de Lissa.

Victor se quedó en silencio unos segundos y luego contestó:

- ¿Por dónde comenzar…? Veamos… - suspiró dramáticamente y luego tomó aire para decir:- Todo se remonta a la época de mi juventud, o de nuestra juventud, si pensamos que esta  historia está basada en el padre de mi querida Vasilisa- miró hacia Lissa por mi costado y le sonrió con una amabilidad que no pude identificar como sincera o no-. Eric era un chico guapo al que le gustaba salir a menudo con sus amigos a divertirse  y, al cual, muchas chicas se le acercaban continuamente, deseosas de convertirse en su siguiente novia.  Él era alegre y divertido, un buen estudiante y, debido a un terrible accidente que terminó con la vida de su madre, se había convertido en ese entonces en el último descendiente de los Drogomir.

Tomó aire y prosiguió:

- Eric conoció a Rhea, la madre de Lissa, en un crucero de celebración por su graduación- Esa historia la sabíamos Lissa y yo, pero me pareció que si se estaba tomando la molestia de narrar acontecimientos tan pasados, debía tener un objetivo claro. Victor estaba algo loco, pero era inteligente- Lo de ellos fue amor a primera vista-continuó- Desde allí fueron inseparables.

>> El padre de Eric no estuvo feliz ni con el noviazgo de su hijo ni, mucho menos, cuando se enteró de que Eric y Rhea contraerían matrimonio. Aunque Frederick – El abuelo de mi amiga- había estado deseoso de que Eric continuara la progenie familiar, sus expectativas habían sido más altas en cuanto a una futura nuera y Rhea, naturalmente, no cumplía con todas sus expectativas al ser sólo mitad de la alta sociedad Moroi.

>> El matrimonio de los padres de Vasilisa se llevó a cabo tras sólo poco más de un año de noviazgo. A los pocos meses posteriores al casamiento se anunció la noticia de la espera del primer hijo de la feliz pareja, dando por resultado, meses más tarde, el nacimiento de André. Unos años más transcurrieron para que una nueva vida llegara al mundo: fue cuando Vasilisa nació.

Victor miró hacia el techo, distraído, con la mente perdida en los recuerdos. En ese momento parecía un verdadero usuario del Espíritu por el modo de mirar hacia el vacio.

- Frederick nunca estuvo de acuerdo ni feliz por el matrimonio de su hijo. Y aunque parecía sentir cariño por sus nietos, no sentía aprecio alguno por Rhea a pesar del tiempo transcurrido.

>> Antes de morir se encargó de contratar gente que, después de su muerte, se dedicara a fastidiar la feliz vida que Eric y Rhea llevaban. Con esto quiero decir que, cuando existía la oportunidad de causar daño, los “empleados” de Frederick no tenían escrúpulos en cumplir su cometido. Estos “empleados” no eran nada más ni nada menos que antiguos amigos de la adolescencia de Eric, que por malas decisiones se habían convertido en nada más que un par de verdaderos perdedores. Frederick los había dejado asegurados con grandes sumas de dinero, como pagos mensuales, para que estuvieran al pendiente de que su hijo terminara separándose de Rhea.

>>Fue así un día, en el que los padres de Vasilisa tuvieron una discusión particularmente difícil, que los “empleados” de Frederick actuaron rápidamente para atacar. Invitaron a Eric a despejarse en una salida nocturna, a recordar los viejos tiempos de fiestas y diversión a lo grande. Llegaron a las Vegas y se encargaron de mantener a un grupo de bailarinas que estaba de paso por el hotel en el que se hospedaban entretenidas y fijas en la mesa que ocupaban.

>> Los “empleados” se encargaron en todo momento de aumentar las faltas de Rhea y minimizar los errores de Eric, haciendo ver a Rhea como la peor esposa del mundo. Una esposa que merecía ser castigada.

>> El alcohol corría como un río esa noche. Los “empleados” se encargaban de que a Eric no le faltase nuca una copa rebosante de fuerte líquido.

Victor se detuvo y fijó su mirada en Lissa, pareciendo pedir disculpas adelantas por lo que se disponía a decir a continuación.

- Esa noche Eric conoció a Emily Mastrano. Se puede decir que el alcohol y una cabeza llena de odio y resentimiento no es la mejor combinación para ningún hombre.

>> Aunque Eric amaba profundamente a Rhea, no podía dejar de ser un Moroi impulsivo. El alcohol, el rencor y el enfado fueron más esa noche. Así fue como despertó en una habitación de hotel que no era la suya, junto a un cuerpo que no era de su esposa, con un dolor de cabeza que podía rivalizar con el punzante golpe de un martillo sobre el cráneo y con una culpabilidad que lo asechó hasta el último día de su vida, seguramente.

“Por Dios…” pensé, deseando que Lissa no hubiese escuchado nada de eso.

Especular acerca de una infidelidad era una cosa, pero escuchar los hechos detallados era otra muy distinta.

El Espíritu en Lissa se elevó en un silencioso grito de dolor, expandiéndose hacia los costados como vibrantes ondas. Podía sentir como la tristeza inundaba su alma.

Caminé hasta ella y la abracé fuertemente, liberándola también de una parte de la carga de la energía contenida, atrayéndola hacia mí para absorberla.

Lissa me devolvió el abrazo, pero luego se envaró entre mis brazos y levantó la cabeza para mirar directamente a Victor.

- ¡Estas mintiendo!- le gritó. Podía ver en su cabeza como toda la información giraba en un torbellino incomprensible. Como las imágenes en donde sus padres se sonreían felices y enamorados el uno al otro se contraponía con otras invenciones de su mente donde Eric tenía un rostro contorsionado por el odio y los efectos del alcohol, sonriendo desvergonzadamente a otras mujeres que no eran su madre.

- Lissa puede tener razón- dije sin saber por qué- ¿Cómo sabemos que lo que dices es cierto?- Pensándolo un poco mejor, había sido Victor quien nos había informado que Jill era la hermana de Lissa… y era él  quien nos estaba narrando ahora la historia acerca de la infidelidad de Eric… ¿Podría ser que nos hubiese mentido desde el principio?

Un destello brilló en los ojos del Moroi. ¿Diversión?, ¿Astucia?... no lo sabía. Perfectamente podía ser porque le causaba gracia que no le creyésemos… o podía ser porque él tenía información que nosotros no. Como el hecho de habernos mentido todo el tiempo.

Me alejé de Lissa, regresando a mi sitio frente a Victor. Incluso más cerca de él. Tan cerca que mis manos fueron directo a apuñar la tela de su costoso traje sobre el pecho. Sus ojos se ancharon y el brillo se esfumó.

Sentí una mano sobre mi hombro.

- Rose- Alguien estaba murmurando mi nombre a mi lado- Rose, lo estas asfixiando. Suéltalo ya- La voz era familiar y mantenía un tono firme pero calmado a la vez. Aflojé el agarre y miré a mí alrededor.

Dimitri era quien me había hablado. Mantenía su mano aún en mi hombro y su rostro se relajó cuando mis dedos liberaron la camisa alrededor del cuello de Victor.

No me había dado cuenta de que tan fuerte había hecho mi agarre sobre el Moroi, ni de cuanto tiempo había estado sujetándolo.  Al parecer había tomado más que sólo un sorbo de la carga del Espíritu de Lissa, haciéndome casi inconsciente de mi enfado y accionar.

Lissa me observaba con los ojos llenos de lágrimas y el resto de los presentes se debatían entre la sorpresa y la ansiedad.

Miré a Victor y vi que su rostro estaba volviendo a un color normal. Robert estaba con los ojos como platos observando a su hermano y a mí a intervalos, completamente horrorizado.

Victor se aclaró la garganta, intentado ser lo más sutil posible, y con voz aún entrecortada dijo:

- Tranquila, al parecer mi tráquea aun se conserva intacta aunque un poco adolorida- Para mi sorpresa, me dio una sonrisa amistosa, o algo así- Por lo que sospecho, tu poder de Shadow Kissed te absorbió por algunos segundos. Me alegro de que estés de regreso.

Tragué con fuerza. Yo me había dejado ir en la oscuridad, absorbida por mi condición de Besada por las Sombras, y ni siquiera había sido consciente de ello. A tal punto que estuve a punto de estrangular a un Moroi.

El día en que casi muelo a golpes a Jesse, yo había estado al menos algo consciente de lo que estaba haciendo. Segada por la furia, cierto. Pero había una cuota ínfima que me conectaba a la tierra.

Ahora yo había terminado con mis manos en el cuello del Moroi frente a mí y no podía ni recordar el lapsus entre que la idea cruzo mi mente y el momento en que mis manos ejecutaron la orden.

¿Qué estaba ocurriendo conmigo?

Sin querer ni poder analizar aquello en ese instante, le devolví la mirada a Victor y anuncié:

- Es todo por ahora. Tomemos un descanso de 15 min. Luego continuamos.

Los Dhampirs se removieron ligeramente en sus puestos. Lissa y Christian me observaban con preocupación, pero nadie se movió ni un par de centímetros de su posición.

- ¿Quieres que te acompañe a tu habitación?- Dimitri había vuelto a poner su mano en mi hombro y me miraba con intensidad e igual preocupación que mis amigos.

- Quisiera tomar un poco de aire- dije.

- Te acompañaré.

Salimos juntos de la habitación de Victor y nos quedamos de pie en el pasillo.

Me afirmé en la pared frente a la puerta del cuarto y con lentitud comencé a resbalar hasta quedar sentada sobre la alfombra que cubría el piso. Afirmé la cabeza contra la pared y cerré los ojos con tanta fuerza que comencé a ver puntos brillantes en la oscuridad bajo mis parpados.

Un par de segundos después sentí movimiento a mi lado y abrí los ojos para ver como Dimitri se sentaba junto a mí con una gracia poco usual en hombres con una altura similar a la suya, pero que reflejaba todo lo que lo era característico en él.

- No sé qué ocurrió…- Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas.

- Lo sé. Me dio la impresión de que fue como un chispazo. Como si hubiesen lanzado una gota de agua sobre aceite hirviendo.

No nos mirábamos. Los dos manteníamos la vista hacia la puerta mientras los dos guardias, que se suponía debían mantener la posición frente a la entrada del cuarto, se paseaban a pocos metros de nosotros para darnos algo de privacidad.

- Si no aprendo a controlar realmente esto- dije, refiriéndome al poder que conllevaba ser una Besada por las Sombras- voy a terminar acecinando a alguien cualquier día de estos…

- No será así- dijo él, girando la cabeza para mirarme. Yo seguía con la vista al frente pero podía sentir como sus ojos me observaban.

- Lo será. Doy muerte a alguien o terminaré muerta- Después de todo, estar viva era un milagro que la muerte podía estar buscando remediar.

- No será así. No permitiré que nada te suceda- Tuve que mirar de reojo su rostro porque sus palabras fueron de tal intensidad que lograron hacer que mi corazón latiera con fuerza y mi mente flotara en antiguas promesas. Esto último logró hacerme regresar al presente y a reprenderme por estar imaginando cosas otra vez. Él se preocupaba por mi porque era un buen Dhampir, que amaba su trabajo y que, por sobre todas las cosas, tenía un sentido de la justicia y del deber muy elevado.

- Gracias- Hice un gesto con la cabeza y luego apoyé las manos para poder ponerme en pie.

- Rose- Dimitri puso su mano sobre mi muñeca con suavidad, reteniéndome, haciendo que permaneciera sentada allí en el pasillo-. ¿Me darás la oportunidad de hablar?- Miraba en mis ojos como si estuviese buscando algo en ellos.

- Ya te dije que sí, pero más tarde. Ahora tenemos que regresar y terminar con el interrogatorio.

Dimitri asintió con la cabeza. Se puso de pie con un fluido movimiento y extendió su mano para ayudarme a poner en pie.

Acepté la ayuda, terminando de pie a un paso de distancia de él. Demoré un poco más de lo normal en apartarme ligeramente y sacudir mis jeans por si había quedado polvo del piso en ellos.

Antes de que pudiera acercarme a la puerta, Nikolay salió por ella con cara de ansiedad.

- Malas noticas- dijo, mirándome con nerviosismo y luego mirando hacia el interior de la habitación- Tenemos un problema.

- ¿Qué ocurre?- intenté mirar hacia adentro pero Nikolay tapaba toda la vista.

- Creo que hay que llamar a un médico o algo…

- ¿De qué hablas?- Dimitri se puso junto a mí y preguntó con un tono algo exasperado.

- Lissa está haciendo lo que puede, pero al parecer no da resultado…

“¡Mierda!” me dije, pensando en que haber estrangulado a Victor tenía ahora alguna clase de efecto tardío y el Moroi estaba sufriendo de algún extraño  ataque o… algo peor.

- ¿Qué tiene Victor?- Necesitaba saber si era él y si era por mi culpa.

- No es Victor- Dijo Nikolay, pareciendo más ansioso aún, luego de haber dado una segunda mirada hacia el interior del cuarto.

- ¿¡Entonces quien es!? ¡Habla de una maldita vez!- me acerqué a él hasta poner mis manos sobre sus brazos.

- Es su hermano, Robert – más ansiedad surcando su rostro- Poco después de que ustedes salieran, él se desmayó y cayó al suelo. Después de eso comenzó a convulsionar. Lissa intentó detener los espasmos pero no dio, ni sigue, dando resultado. Es como si el poder no pudiera transportarse hacia Robert.

- ¿Y por qué me los estás diciendo ahora y no antes?- Intenté pasar a la otra habitación pero Nikolay no me permitió la entrada.- ¿Por qué no me dejas pasar?

- No- dijo él, reteniéndome en mi puesto- No salí a decirles nada porque Lissa pidió que no lo hiciéramos. Quería darte tiempo para que te despejaras y creyó que ella podía hacerse cargo del asunto, pero no ha podido. Por eso es que he salido a avisarte. Creo que hay que buscar a alguien que sepa de usuarios del Espíritu para que venga a examinarle o, llevar al Moroi a otro sitio donde sepan atenderlo. 

Esto era grave. Si Lissa no podía hacer nada ¿Quién se suponía que si?

Dos rostros aparecieron en mi mente.

Había dos personas en particular que podían ser de gran ayuda.

- ¿Alguno de los dos tiene un teléfono a mano?

Dimitri fue el más rápido y puso frente a mí su móvil.

- ¿Tienes el numero de tu casa aquí?- pregunté mirándolo aún.

- Si. Esta guardado allí.

- Perfecto. Voy a necesitar llamar a tu casa para que me pongan en contacto con los especialistas en el tema.

Dimitri me miró con curiosidad y luego el brillo del entendimiento apareció en sus ojos.

- Yeva estará feliz de ir- dijo.

- Ya lo creo. Y espero que cuando salga no haga a nadie cargar ladrillos hasta allí.

Nikolay nos dio una mirada de incomprensión a ambos y luego meneo la cabeza con disgusto.

- Llama ahora, antes que sea demasiada tarde- dijo con urgencia.

Marqué el número y rogué con todas mis fuerzas para que hubiese alguien en casa de los Belikov.




Capitulo 37

Tuuuu… tuuu… tuuu… tuuu… - el teléfono marcaba mientras que el repetitivo sonido inundaba mi cabeza.

-¿Diga?

Di gracias al cielo cuando la voz de Olena me llegó desde el otro lado de la línea.

- ¿Olena? Soy Rose.

- ¡Rose!, que alegría oírte…- su voz disminuyó en efusividad. Luego dijo:- ¿Ocurre algo?- su tono preocupado, pasando a uno críticamente asustado- ¿Están todos bien? ¿Está Dimka bien?

- Dimitri está bien- respondí rápidamente mirando directamente a Dimitri, quien me devolvía la mirada con interés- De hecho, esta aquí a mi lado, y estará gustoso de hablar contigo una vez que te pida el favor que tengo que pedirte.

- ¡Oh!- un suspiro casi imperceptible salió de sus labios- Lo que quieras, sólo pide y haré lo que esté en mis manos.

- Gracias, Olena. Lo que necesito es contactar con Mark y Oksana, ¿Tienen ellos un número telefónico al cual llamar?

- No. Su casa está muy apartada de las comunidades cercanas. No llega línea telefónica ni señal alguna hasta allí.

Ni modo. Esto tendría que ser a la antigua.

- Entonces… ¿Podría ir alguien hasta su casa y pedirles que se comuniquen con nosotros llamando al teléfono de Dimitri?

- Por supuesto. Enviaré a Paul ahora mismo.

- No quiero parecer una pesada, pero es necesario que sea lo más pronto posible. Tenemos un pequeño problema en el cual sólo ellos pueden ayudar.

- Claro…- El sonido de su voz se hizo más lejano. Me dio la impresión de que había puesto su mano sobre el teléfono porque las palabras se escucharon amortiguadas cuando volvió a hablar- ¡Paul! Necesito que hagas un recado para Rose- El sonido del aire al mover el teléfono salió desde el auricular- Listo. En un minuto estará de salida- Al mismo tiempo se oyeron los pasos apresurados de alguien bajando por las escaleras.- ¡Aquí estas, cariño! – Dijo Olena, hablando a otra persona- Necito que vayas a casa de Oksana y le digas a ella y a Mark que deben venir. Rose necesita hablar con ellos con urgencia. Ve y diles eso, cariño.- el sonido de un beso llenó el espacio.

- ¡Voy!- la voz infantil era  la de Paul. Se escucharon un par de pasos, el abrir de una puerta y luego el golpe de la misma al cerrarse.

- Paul está en camino- anunció Olena por el teléfono.

- Muchas gracias, Olena. Dale luego las gracias de mi parte a Paul también.

- No tienes que agradecer. Por ti haríamos cualquier cosa.

Me quedé sin qué decir. Seguía sorprendiéndome el cariño que la familia Belikov me ofrecía.

- Te dejo ahora con Dimitri. Hablamos luego, Olena. Cuidate.

- Tú también.- Le entregué el móvil a Dimitri y me hice a un lado para dejarle hablar con algo más de privacidad.

- Mama- le escuche decir a Dimitri a su madre, en su propio idioma. Era como escuchar decir “mamá”, pero de un modo extraño… extrañamente sexy. Malditamente sexy. Incorrectamente sexy. ¡él estaba diciendo “mamá”! ¡Esa no es una palabra que deba parecer sexy!... ¡menos si se trata de su verdadera madre!

Me alejé en un poco más porque no era momento de hipnotizarme escuchando como Dimitri hablaba y pronunciaba palabras en ruso.

- ¿Estás bien?- No me había dado cuenta de que Nikolay seguía a mi lado y me miraba con el ceño fruncido.- Acabas de poner una extraña cara hace sólo un segundo…

- No digas nada más- dije, cortándolo.

- Pero…

- No.

- Ok.

- ¿Puedo entrar ahora y ver cómo va todo allí adentro?- No sabía porque le estaba pidiendo autorización para entrar, pero lo hacía igual. Supuse que era porque cierta cuota de culpabilidad aún se anidaba en mí, y no quería entrar en la habitación donde acababa de perder el control.

- Si. Será mejor que ambos entremos-  Nikolay abrió la puerta, permitiéndome pasar primero.

En el suelo, frente al pequeño sillón donde habían estado sentados Victor y su hermano, ahora se encontraban varios de los presentes arrodillados alrededor del cuerpo de Robert. Podía verse como el Moroi tiritaba de pies a cabeza, con los ojos firmemente cerrados al igual que sus manos, hechas puños. Alguien se había preocupado de poner algo en su boca para que no se mordiese la lengua.

Las manos de mi amiga estaban sobre el pecho de Robert. Ella también se encontraba con los ojos cerrados y el rostro reflejando profunda concentración.

Pasaron unos segundos hasta que vi que ella abría los ojos y suspiraba de frustración.

- No puedo pasar nada hacia él. Algo bloquea la energía- dijo Lissa.

- ¿Qué crees que pueda ser?- le preguntó Christian, arrodillado a su lado y mirándola con preocupación.

- No lo sé- dijo ella, mirando el cuerpo de Robert con impotencia-  Soy nueva en esto de los poderes, comparada con Robert.

- Mi hermano debe de saber que está ocurriendo. Una lástima que sea él quien esta inconsciente- Victor estaba del otro lado del cuerpo, con la vista fija en el rostro de Robert, con verdadero temor en sus rasgos.

- He llamado a un par de amigos que puede que sepan qué es lo que está ocurriendo.

La gente levantó la mirada al oírme. No se habían dado cuenta de que Nikolay y yo estábamos de regreso en el interior del cuarto.

Lissa dijo en su mente “¿Son el matrimonio de la Moroi usuaria del espíritu y el Dhampir Besado por las Sombras?” Ella no formuló la pregunta en voz alta porque no estaba segura de si era correcto decirlo frente a Victor.

- Si, son ellos- contesté, aparentemente fuera de lugar para todos los que no se habían percatado del pequeño intercambio de miradas. Victor lo había hecho, pero decidió seguir concentrándose en su hermano en vez de hacer más preguntas.

La puerta se abrió tras de mí y Dimitri apareció.

Más atrás también venia Eddie… y Adrian.

- Lissa nos llamó hace un par de minutos- dijo él, dirigiéndose a mí pero sin mirarme. Se sintió como si estuviera intentando de excusar su presencia en la habitación. Caminó hasta donde estaba Robert y se arrodillo frente a Lissa.

- ¿Puedes intentar entrar en su mente?- le preguntó mi amiga.

- Debería- le contestó Adrian- Ahora lo comprobaremos- Se tendió en el piso, muy cerca de Robert y comenzó a respirar profundamente, relajándose. Al poco tiempo pareció quedarse dormido.

Esperamos varios minutos, observando ahora a los dos Morois extendidos sobre el suelo. Ambos usuarios del Espiritu. Ambos fuera de servicio temporalmente.

Podíamos ver como los ojos de Adrian vagaban bajo los parpados. Movimientos oculares típicos del estado REM.

Un rato más y el Moroi más joven volvió en sí.

 - ¿Pudiste hablar con él?- preguntó rápidamente Lissa.

Adrian demoró un poco en contestar. Su rostro no presagiaba buenas noticias.

- No. Él no está ahí. No al alcance, por lo menos. Sólo encontré pasillos vacios. Muchos pasillos vacios y oscuridad.- por el pequeño espasmo del musculo de su mandíbula podía decir, casi con seguridad, que lo que había visto allí resultó más desagradable de lo que hacía parecer- No se me ocurre que más hacer para contactar con él.- Apoyó una mano en el suelo y se impulsó para poder ponerse en pie. Al hacerlo, nuestras miradas se cruzaron y él me dio una sonrisa pequeña antes de volver a girarse para mirar a Lissa.

No sabía lo mucho que había esperado y deseado que me obsequiara nuevamente una sonrisa. Había creído que no volvería a ver una de esas dirigidas hacia mí. Ese sólo gesto suyo logró que mi respiración se hiciera más lenta y relajada. Era como una señal de que, a pesar de todo, las cosas podían ser mejor.

Tal vez la sonrisa no había sido una de esas que él solía siempre mantener en sus labios, pero era suficiente para hacerme saber que, a pesar de que la alegría no llegaba a sus ojos ni a los míos, nuestra cercanía no tenía porque terminarse. Nosotros podíamos hacer que las cosas funcionaran. No como una pareja, pero si como amigos. Yo necesitaba tener a Adrian como amigo, no podía perderle de ese modo también. Él se había ganado un gran pedazo de mi corazón. Un trozo que no tenía boleto de devolución. Estaba allí fijo de por vida.

Tenía claro que iba a tomar un poco de tiempo acostumbrarnos. Que estar juntos podría ser incomodo, sobre todo para él… pero estaba determinada a hacer mi mejor esfuerzo por facilitarle todo a cambio de que no quisiera alejarse de mí para siempre. Yo tomaría esa sonrisa como una invitación hacia el camino de la amistad. Iba a darles una patada en el trasero a todos los que dicen que no puede existir amistada entre exs. Adrian y yo seriamos la evidencia de su error.

Un móvil comenzó a timbrar.

Me giré levemente para observar como Dimitri metía la mano en el interior del bolsillo de su pantalón y sacaba el teléfono. Miró la pantalla y me tendió el aparato.

- Es una llamada de casa. Debe ser para ti.

Cogí el móvil y marqué la tecla para contestar.

- ¿Si?

- Rose, soy Olena. Oksana y Mark están aquí a mi lado.

- Gracias. Eso sí que ha sido rápido- dije, sorprendida.

- No lo sé…- Olena pareció algo confundida.- Ha pasado una hora aproximadamente desde que llamaste, ¿es eso rápido?

Oh. Lo del ritual de dormir y todo eso de los sueños de Adrian debió de llevar más tiempo del que me había parecido.

- Perdona, estoy algo perdida con los tiempos.

- Te doy con Oksana.

- Bien, gracias Olena.

El sonido del móvil cambiando de mano y luego la voz de Oksana desde el otro lado.

- ¿Rose?

- ¡Oksana! Lamento que tengamos que comunicarnos bajo estas circunstancias.

- Ni que lo digas- dijo ella, con voz risueña- Más tarde voy a reprocharte el que hayas pasado por casa de Olena pero no te hayas dado un par de minutos para visitarnos a Mark y a mí.

- Disculpa- mi voz salió más pequeña y avergonzada- La verdad es que…

- Déjalo para después, y ve pensando en una buena excusa.- Rió otro poco y luego dijo:- Ahora, dime de qué se trata tu problema.

- Veras… ¿recuerdas que en nuestra última conversación estuvimos hablando acerca del Moroi que había logrado sanar a un Strigoi?

- Si… Robert Doru - dijo, tentativamente.

- Bien. Tengo a ese mismo Moroi, aquí, inconsciente y sin que otro par de Usuarios del Espíritu puedan hacerlo volver en sí. ¿Podrían ustedes ayudarnos? Estamos algo desesperados ya. No sabemos qué hacer con él, ni tampoco sabemos que tan grave es realmente la situación.

Nada  más que el sonido de la respiración de Oksana llego desde la otra línea por un buen rato.

- ¿Han intentado alcanzar su mente?- preguntó ella repentinamente.

- Eeee… un amigo intentó llegar a él por medio de los sueños, pero sólo encontró un gran y negro vacío allí.

- ¿Tu conector esta allí?, la princesa Lissa, quiero decir.

- Si. Ella trató de detener las convulsiones que Robert tuvo al inicio y luego intentó transferir el espíritu de sanación hacia él para sacarlo de su estado, pero no ocurre nada.

La línea volvió a quedar en silencio un minuto más antes de que Oksana volviese a hablar.

- Bien… ¿Qué posibilidad hay de que puedas contratar, algo así como, un helicóptero o una avioneta?

- Puede que pueda conseguir una.

- Genial, porque tengo el presentimiento de que debemos actuar sumamente rápido. Lo ideal sería que lo trasladasen hasta Omsk. Nosotros podríamos salir de inmediato para la ciudad y  esperarlos en un hotel. Te llamaríamos cuando estuviésemos instalados para que supieras la ubicación.

- De acuerdo- su idea me parecía estupenda, aunque debíamos tener cuidado- Me parece genial.  Lo ideal, eso sí, es pasar lo más desapercibidos posible.

- Claro. Vean cómo organizarse para ello. Nosotros estaremos esperándolos.

- Gracias Oksana. No veremos en un rato.

Corte la comunicación y me acerqué a Dimitri para devolverle su móvil.

- Esta hecho- le dije a él antes de girarme para hablarle a los demás.- Bien. Nuevo plan. Hay dos personas que pueden y están dispuestas a ayudarnos. Para eso necesito que consigamos un helicóptero. Debemos trasladar a Robert hasta Omsk de inmediato, tratando siempre de ser lo menos llamativos posibles. Escucho ideas… y con eso me refiero a gente que pueda conseguir el maldito helicóptero.

- Sé que Mikhail tiene a su cargo aún un par de las avionetas de Abe- dijo Nikolay dirigiéndose a mí.

- Bien pensado. Alguien vaya a buscar a Mikhail ahora mismo.- Uno de los Dhampirs del grupo de guardias se apresuró a salir por la puerta como un rayo- Lissa, Adrian, ustedes dos deben venir si o si. Pueden ser de mucha ayuda- les miré a ambos, esperando a que aceptaran hacer el viaje

- ¡Claro!- Lissa asentía con la cabeza vigorosamente, esperanzada por ser de ayuda.

- Por supuesto, pequeña Dhampir- Ya no era “MI pequeña Dhampir”, pero la leve modificación me parecía correctamente buena.

- Gracias, chicos- les sonreí a ambos y luego continúe-. Si logramos conseguir la avioneta podremos disponer de más espacio. Somos cuatro ya, contando a Robert. Me gustaría que Mikhail, Nikolay y tú-dije mirando a Dimitri, quien era el que se encontraba más cerca en ese momento-  también vinieran con nosotros, pero no podemos dividirnos de ese modo y dejar al resto del grupo… ¿Cómo nos distribuimos?- La verdad es que no sabía cómo dividir al grupo. No podía dejar a Nikolay sin la custodia de Mikhail o Dimitri sobre él…, no podía dejar al resto de mis amigos desprotegidos. Por otro lado, ¿Dónde se quedaría Victor entre el intertanto? Como si hubiese leído mi mente, el Moroi habló:

- Yo voy con mi hermano. No pienso abandonarlo.- Había una ferocidad y una determinación inamovible en él. Hablaba en serio acerca de no dejar ir a Robert sin estar a su lado. A pesar de todo yo podía comprender ese deseo. Robert era lo único que le quedaba a Victor. Sólo se tenían entre sí.

- Ok. Tú vas también.- dije a mi pesar- Ahora nuestro espacio de transporte se reduce más-dije, quejándome.

- Tal vez deberíamos trasladarnos todos – Propuso Nikolay- Demoraremos, pero podemos alcanzarlos en Omsk en un par de días. No sabemos cuánto tiempo puedan necesitar tus amigos para sanar a Robert…- dijo mirándome otra vez-  y además, pienso que sería bueno movernos de lugar, por las dudas.

- Estoy de acuerdo con él- agregó Dimitri- Es prudente movernos de lugar. Sobre todo si consideramos los últimos acontecimiento. Poner algunos kilómetros de distancia no vendría mal.

Los observé a ambos. “Raro” me dije “Por fin parecen estar de acuerdo en algo. Puede que sea otra señal”. Definitivamente era el día de dejarse llevar por los mensajes divinos.

- Bien. Nos trasladamos entonces.- Miré a Nikolay y dije:- Tú te vienes conmigo, y necesito que tú - girándome para ver a Eddie, que se había mantenido apegado a la pared, en silencio- le digas a Mía que se encargue de contactar con la madre de Jill. Debe convencerla de venir con el resto del grupo. Ahora no podemos dejarlas solas, a ninguna de las dos.

- Me haré cargo- dijo Eddie asintiendo seriamente.

Podía notar como un nuevo conflicto se lidiaba en la mente de Lissa. Ella necesitaba venir con nosotros para ayudar con lo de Robert, pero también deseaba mantenerse junto a Jill y ocuparse de ella hasta que su madre llegara… Deseaba aclarar con Emily Mastrano lo que realmente había ocurrido entre ella y su padre. Había tanto aún por conocer y comprender que no tenía claro ni siquiera por donde comenzar.

- Liss, Jill estará bien. Ya habrá tiempo para conversar.- le dije, intentando transmitir tranquilidad sin reflejar demasiado. A Lissa no le gustaba que navegara por su mente y eso era algo que yo intentaba controlar.

- Tienes razón- dijo, poniéndose de pie con ayuda de Christian.

Sonreí para darle ánimos y luego suspiré, pensando en lo que teníamos que hacer.

- Ahora. ¿Alguien puede conseguir una camilla o algo similar? Debe haber un cuarto de primeros auxilios en alguna parte de este hotel.- Otro de los guardianes del grupo se ofreció a salir a buscar- Tendremos que sacar a Robert por alguna puerta trasera. Sacarlo por la entrada principal sería llamar la atención demasiado.

- Hay una puerta que da a un callejón sin salida al lado izquierdo del edificio- ofreció como información Dimitri.

- Perfecto. Saldremos por ahí y dejaremos estacionado un vehículo justo afuera.

- Abe dijo que podíamos ocupar ambas avionetas si las necesitamos- Mikhail entró diciendo a la habitación.

- ¡Genial! Eso ayudará a que el traslado completo sea más rápido…. Aunque, ¿Qué tanto llamaremos la atención si nos trasladamos desde aquí en avionetas hasta Omsk?

- No demasiado…- pensó Nikolay- Como las ciudades están bastante alejadas unas de otras, suele viajarse de ese modo. Puedes ver en el cielo constantemente helicópteros y avionetas sobrevolando.

- Ok… De todos modos, preferiría que algunos hicieran el viaje por tierra. No abusemos de la suerte ni de las avionetas.

- Yo haré el viaje en coche- dijo Mikhail.

Lo miré antes de responder. Se veía mejor después de nuestra conversación, por lo que me pareció bien que se trasladara en coche junto a otros Dhampirs. Esperaba que el viaje le diera tiempo de pensar en opciones positivas de cómo mejorar la situación con respecto a Sonya.

- Entonces, Eddie, tú junto a Mia, Jill, su madre y Sydney saldrán en la segunda avioneta… Dimitri los acompañará.

Dimitri me miró algo sorprendido, pero no dijo nada.

Yo no pensaba ponernos a todos en la misma avioneta. Tener dos transportes había resultado la solución más sana.

- Ok. Todo el mundo, manos a la obra. Hagan sus maletas porque nos mudamos otra vez- Pensé en la cantidad de veces que había estado diciendo “nos mudamos” en los últimos días…- Avisen al resto del grupo acerca de los nuevos planes. Nos encontramos aquí dentro de 20 min. ¡Y dense prisa!- dije dirigiéndome a los Dhampirs que salían de la habitación hacia sus propios dormitorios. Me estaba convirtiendo en toda una mandona… y no me sentía nada mal.




Capitulo 38

- ¿Cómo sigue?- pregunté a Lissa que se encontraba justo al lado de Robert, al igual que Adrian, en el interior de la avioneta.

- Sigue sin responder- Lissa estaba asustada, y parte de ese miedo que sentía se debía al propio temor de vivir una situación similar a la que Robert estaba experimentando sin ser consciente. Sus pensamientos, por lo que podía captar a través de nuestra conexión, estaban dirigidos a trágicas líneas en la que ella terminaba enferma de algo desconocido que sólo atacaba a los poseedores del Espíritu.

- Tranquila- le dije, en un intento por aminorar su ansiedad- Todo va a estar bien. Estoy segura- Esperaba que eso la reconfortara en tanto a Robert como a ella misma.

- ¿Cuánto falta para llegar a Omsk?- le preguntó Adrian a Nikolay, quien manejaba la avioneta.

- Poco- contesto el Dhampir-. Una vez que sobrevolemos esas montañas de allí- señaló con una mano hacia el exterior, por la ventana frontal, a una serie de montañas nevadas- estaremos a pocos minutos de descender al aeródromo de la ciudad.

Llevábamos unos treinta minutos de vuelo y en todo el trayecto la comunicación entre nuestra avioneta y la segunda, donde Dimitri, para la sorpresa de todos, iba pilotando en compañía de Eddie, Mia Jill y su madre, nos seguía a poca distancia. Por la radio nos enteramos de que la señora Mastrano había accedido a realizar el viaje sin muchas objeciones luego de haber podido reunirse con su hija. Mía no le había explicado mucho más, y por lo que Sydney nos narró por el trasmisor, estábamos al tanto de que Emily seguía sin enterarse de que los secretos de familia habían salido al sol.

- Jill no le ha dicho nada tampoco- fueron las palabras de Sydney en la pasada conversación-. Esta más callada y distante. Creo que su madre intuye que algo no va bien, pero no sabe qué o cuál es el problema.

La voz de Dimitri me trajo de vuelta al presente, saliendo entrecortada y encubierta por la propia interferencia en el trasmisor de la avioneta.

- Nikolay… ¿me escuchas?... Calculo que… 5 minutos… podremos descender. ¿Puedes… solicitar… permiso de aterrizaje?

Nikolay recogió el trasmisor y se lo llevó a los labios.

- Te escucho- respondió- Haré la solicitud en breve.

La línea se cortó desde el otro lado y Nikolay devolvió el aparato a su lugar. Luego giró la cabeza ligeramente hacia nosotros, atrás en la avioneta.

- Vayan preparándose y volviendo a sus lugares. Dentro de poco vamos a aterrizar.

- ¿Podrías hablarnos sin dejar de mirar hacia el frente?- le dije, sintiendo una cuota de temor al verlo pilotar sin mirar al exterior.

Nikolay sonrío y se giró un poco más.

- ¿Crees que voy a chocar con un árbol entre las nubes?- preguntó sin dejar de sonreír.

- No seas estúpido ¡Y mira hacia el frente, por el amor de Dios!- me estaba poniendo de los nervios.

- Ok, ok. No tienes para que ponerte histérica- dijo, ¡sonriendo aún!, y regresando a la posición que debía tener-. Es increíble. Puedes enfrentarte a una horda de Strigois pero tienes miedo de que pueda estrellar una avioneta contra aire y nubes… simplemente increíble.

- ¿Por qué mejor no haces la dichosa solicitud que necesitamos para poder aterrizar, en vez de estar criticándome?- le escupí.

- Bien.- Nikolay hizo el llamado y desde el aeródromo le dieron la autorización. Luego llamó a Dimitri para notificárselo y poco después la avioneta inició el descenso a tierra firme.

La avioneta aterrizó sin problemas. Una furgoneta de vidrios tintados nos esperaba a pocos metros de distancia. Salimos todos con rapidez mientras que la segunda avioneta descendía cerca de nosotros. Dos Dhampirs se acercaron para ayudar a Nikolay a sacar a Robert y trasladarlo a la furgoneta. Lissa subió primero al vehículo y tomó asiento, levantando la cabeza de Robert para ponerla sobre su regazo. Christian se sentó frente a ella sin quitarle ojo de encima al igual que Victor, que seguía en completo silencio.

El grupo en la otra avioneta comenzó a salir también, acercándose a la furgoneta que nos llevaría a todos al hotel donde Oksana y Mark nos esperaban. Las chicas se miraban con preocupación unas a otras, mientras que Eddie y Dimitri se movían con solidez, dando órdenes para resguardar las avionetas y dejar todo en regla dentro del aeródromo. Cuando estuvieron ya a mi lado, Eddie se preocupó de acomodar al resto de nosotros en los asientos de la furgoneta. Dimitri se quedó de pie junto a mí, como una presencia segura.

Sin decir nada, me subí en el coche y él me siguió. En el interior de la furgoneta íbamos bastante apretados, pero la comodidad era en lo que menos pensábamos en esos momentos.

El teléfono de Dimitri comenzó a timbrar. Era una llamada proveniente del hotel donde nos esperaban Oksana, quien quería saber si ya habíamos llegado a la ciudad. Ella le dio el número de la habitación y sugirió que algunos ingresáramos con Robert por una puerta trasera del hotel,  que tenía su acceso propio para vehículos.

Hicimos tal y como nos lo dijo. Mientras algunos registraban al grupo en la recepción, unos pocos ingresamos al edificio por la puerta de servicio, con Robert aún inconsciente.

Subimos hasta el séptimo piso, donde la habitación 703 nos esperaba.

No hubo tiempo para abrazos de reencuentro. Oksana nos dejó el paso libre para entrar en la habitación y llevar a Robert directamente al cuarto principal. Le pusimos sobre la cama y esperamos a escuchar el primer diagnostico de Oksana referente a su estado.

- Esto es extraño…- dijo ella, con las manos sobre la cabeza de Robert.

- ¿Logras ver algo?- le preguntó Adrian- Porque cuando intenté acercarme a él, solo vi oscuridad. Pasillos y oscuridad.

Oksana miró a Adrian con abierta curiosidad, pero se contuvo de indagar acerca del extraño don del Espiritu en él y se concentró en el problema que nos estaba aquejando.

- Tengo una clase de acceso diferente al tuyo. Lo mío se trata de seguir líneas de pensamiento… palabras, esquemas mentales. No veo imágenes, sino como rayos de electricidad que contienen mensajes. Información agrupada. Eso es lo que generalmente encuentro en un acceso normal- nos miró como intentando explicar que lo “normal” para ella era leer las mentes de la manera en la que lo explicaba, sabiendo que eso no era “normal” para los demás- Pero… aquí hay un bloqueo. Hay un ruido sordo que no me permite seguir nada más…

Oksana se quedó callada y cerró los ojos, manteniendo sus manos puestas sobre el Moroi. Mark se le acercó y puso una de sus manos sobre el hombro de ella. Se quedaron por un buen rato de ese modo, hasta que Oksana abrió los ojos y elevó la cabeza.

- Él lo está haciendo…- dijo en un murmuro.

- ¿Haciendo qué?- pregunté, sin saber a qué se refería.

- Él mismo se ha puesto en este estado de inconsciencia.

- ¿Por qué haría algo como esto?- esta vez fue Lissa quien preguntó.

- Creo…- dijo Oksana-, y sólo estoy especulando, que lo hizo por protegerlos.

- ¿Protegernos?- dijo Mía.

- Si. Protegerlos. No me lo explico sino de otro modo. Creo que ha sido su manera de contener los efectos adversos del uso del Espiritu. Alguna situación de alto estrés debe haber catalizado la elevación de los conflictos internos que acarrea ser un usuario.

- ¿A qué te refieres con eso?- Adrian se había acercado más a Oksana y le miraba con absoluta concentración.

- Como tú – comenzó Oksana a responder- Robert no tiene un Besado por las Sombras para poder canalizar la energía negativa que genera el uso del Espiritu, o ser el usuario de él.- Oksana le miró significativamente- Tú controlas el uso de tu poder limitándolo y aminorando la carga por medio del consumo de alcohol y otras cosas, para minimizar el estado de conciencia y dar un sentido de irrealidad a lo que internamente ocurre contigo. Por lo que tengo entendido, Robert no utiliza nada para lograr ese efecto. Nada, excepto  restringir el uso directo del poder del Espiritu la mayor parte del tiempo. Supongo que, de algún modo, esto se acumula gradualmente. Si no utilizas el poder, la energía se estanca… y como el agua que se estanca en una pileta tapada, llega el momento en que el agua se desborda hacia fuera de la pileta e inunda el piso debajo de ella. Creo que este es el caso.

Todos teníamos cara de comprender sólo a medias lo que ella intentaba explicarnos con esa  metáfora. Se dio cuenta de nuestras miradas, así que intentó explicarse otra vez, de un modo más concreto.

- Robert ha dejado de utilizar el poder del Espiritu por demasiado tiempo. No sé a qué se ha debido su decisión, pero creo que así es- Victor debía de estar al tanto de esa situación, por lo que era el próximo en la lista de interrogación… digo, otra interrogación pendiente-. Al no utilizar o liberar el poder de forma constante, regulada o dosificada, todo eso se ha ido acumulando en su mente y cuerpo. Lo que estamos viendo es la muestra de lo mucho que Robert se ha visto superado por la situación. Creo que la carga de energía es tan alta, que Robert debe haber temido liberarla alrededor de ustedes. Niveles muy altos de energía mal enfocada podrían ser peligrosos para los demás.

- ¿Qué se puede hacer para ayudarlo?- preguntó Christian.

- No lo sé. Ni siquiera comprendo muy bien como hiso para ponerse en este estado – dijo Oksana mirando el rostro de Robert-. Lo único que sé es que hubiese sido realmente útil que Robert tuviese un Besado por las Sombras ahora.

- ¿Por qué?- Victor habló después de haber guardado silencio por bastante tiempo.

Oksana se giró para poder responderle de frente.

- Si él tuviese a su propio Besado por las Sombras, ahora podría ser “descargado” energéticamente. Incluso encontrándose en el estado casi comatoso en el que esta. Sería como lo hacen Rose y Lissa, y… supongo que de ese modo Robert podría despertar. Por el momento no sé qué podemos hacer con él.

- ¿Crees que está sufriendo?- Preguntó Eddie, con la duda en los ojos.

- No lo creo, pero no puedo asegurar nada- fue la respuesta de Oksana.

Los rasgos de Victor se contrajeron levemente ante sus palabras. Se acercó a su hermano y le cogió la mano.  No dijo nada más. Sólo se mantuvo allí, de pie, con la mano de Robert entre las suyas y los ojos cerrados.

Tras unos minutos de pesado silencio fue Victor quien habló.

- Tengo algo que decir.

Esas cuatro palabras lograron que cada unos de los presentes en la habitación de hotel se agitaran en sus puestos.

La manera en que Victor lo dijo; la mirada en sus ojos y el gesto determinado presagiaban algo grande.

Todos centramos la atención en el Moroi, y este se tomó su tiempo antes de volver a tomar la palabra.

- He mentido y omitido información con respecto a un par de cosas.

El silencio se hizo más pesado aún. Cargado de expectación y una cuota de odio ante los constantes engaños de Victor.

- Mi deseo de encontrar al hermano de Vasilisa no está centrado directamente en beneficios políticos a mi persona. Sirven a la causa, pero de un modo más profundo- El Moroi se quedó en silencio, mirándonos por momentos, cuando no tenía la vista clavada en Robert.

>> Como ya saben, he perdido bastante en los últimos meses: Malas decisiones me llevaron a perder a mi hija, perder mi salud, perder el respeto de la comunidad Moroi en su mayoría, perder la posibilidad de acceder al reinado… - Inspiró con más fuerza de la acostumbrada- . No puedo darme el lujo de perder también a mi hermano – Me miró directamente y prosiguió- Por eso voy a contarles la verdad. Ahora. Y espero puedan ayudarme a pesar de todo. No lo pido por mí, sino por mi hermano, esta vez.

- Prosigue- fue lo único que pude atinar a decir.

Victor asintió y volvió a hablar.

>> Robert si tiene un Besado por las Sombras- dijo, mirando otra vez a Robert y manteniendo la vista en él- Varios años atrás, Robert accedió a acompañarnos, a mí y a Eric, a una visita secreta a un hospital, aquí en Siberia. La visita se debía a una petición de Eric, quien no nos contó el motivo sólo hasta poco antes de ingresar a la sala donde una mujer a punto de dar a luz nos esperaba- Victor había apoyado una de las manos en el borde del colchón y sus dedos jugueteaban con la colcha arrugada-. Eric llevaba poco menos de un año de casado con Rhea, y por razones obvias no quería que nadie más se enterara de lo que estábamos haciendo.

Trague con fuerza. Esperando que en esta ocasión Victor estuviese diciendo al fin la verdad.

>> Días antes del matrimonio, los amigos de Eric organizaron un fiesta de despedida- Vitor levantó la vista y paseó la mirada entre los que escuchábamos- No les mentí en cuanto a lo que Frederick pensaba del matrimonio entre su único hijo y una muchacha de nivel inferior, así que comprenderán que el anciano hizo lo que pensó era lo mejor. Les pagó a los amigos de Eric para que lo emborracharan y consiguieran lindas Morois que les hicieran compañía toda la noche. Por razones que desconozco, Eric terminó en el dormitorio de una de ellas. Una bailarina de las Vegas. Ocho meses después recibió la noticia de que estaba a poco tiempo de ser padre. Una noticia que ya había recibido también por parte de, su en ese entonces, esposa. Rhea también estaba embarazada de seis meses. 

>> La bailarina había contactado con él porque necesitaba ayuda monetaria.  A pesar de ser una mujer orgullosa, que no tenía planeado decirle nunca a Eric acerca del hijo que esperaba, tuvo que morderse la legua por el bien del niño. Los médicos habían anunciado que el embarazo era de alto riesgo y ella no tenía el dinero suficiente para costear todos los gastos de cuidado durante lo que quedaba de embarazo, y mucho menos para costear el hospital.

>> Llegamos esa noche, precisamente, porque la Bailarina había dado a una de las enfermeras el número de Eric. Ésta había llamado porque nada bueno parecía augurarse en el futuro del niño. Las probabilidades de que él y/o la madre murieran en el proceso eran muy altas. Eric me pidió que llevara a Robert conmigo porque, aunque no sabíamos cómo funcionaba su poder, creía que podía ayudar en algo. Que su sola presencia sería de buena suerte. Él lo pensaba porque… por comentarios que yo había realizado acerca de lo que había visto que Robert lograba con algunas personas. En ese momento yo no lo entendía muy bien. Con los años de estudio posterior, y las investigaciones, descubrí a que se debía su aparente habilidad para hacer sentir bien a los demás.

>> El asunto es que el niño, tal y como se pensaba, nació luego de un parto de alta complejidad. Los médicos permitieron que la Bailarina sostuviera a su hijo por algunos minutos, para luego llevarlo a cuidados intensivos. Creo que pensaban que esa  sería la única oportunidad de la mujer para sostener al bebé vivo entre sus brazos.

Victor tomó un respiro y prosiguió:

- Ella estaba arrullando a su bebé, cuando pudimos notar como sus facciones se contraían. El miedo en sus ojos mientras miraba a su hijo llamó la atención de todos. Ella comenzó a gritar… Le quitaron al bebé. El médico lo examinó y miró con consternación hacia la Bailarina- La mirada de Victor se perdía en el techo con rapidez- Todo fue muy rápido. De repente Robert se acercó hasta el bebé y tocó su mejilla… Y fue entonces cuando el bebé dio un  llantito ahogado. El médico parecía visiblemente sorprendido. Comenzó a examinarle nuevamente y luego se llevaron al recién nacido a otra sala para poder atenderle mejor.

El silenció cayó otra vez, pero fue alejado.

- Entonces crees que ese bebé es un Besado por las Sombras- Dimitri estaba apoyado contra una de las paredes del fondo. Sus palabras no fueron una pregunta, sino una afirmación.

- Si, lo pienso. Ahora que sé en qué consiste el poder del Espiritu estoy un 99% seguro de que ese bebé murió y Robert le revivió.

- ¿Entonces para eso querías a Jill? Para que sirviera de Besada por las Sombras para tu hermano- le dije.

Victor pareció verse culpable ante mis palabras. Fue como supe que la historia y el momento de “decir la verdad” no había terminado.

- Jill no es la Besada por las Sombras de mi hermano.

Paso un momento antes que se volviesen a escuchar voces.

- ¿Jill no es mi hermana entonces? - dijo Lissa,  al tiempo que Jill decía:- ¿No soy la hermana de Lissa?

Emily, que también se encontraba en la habitación, miraba de Victor a su hija, de su hija a Lissa y de Lissa a mí con los ojos como platos.

- No- dijo Victor-.  Vasilisa- esta vez miró a mi amiga directamente-, esta hermosa muchachita- dijo dando una breve mirada a Jill- no es tu hermana. Tu hermano tiene sólo un par de meses más de edad que los que tendría André.

- ¿Por qué nos hiciste creer que Jill era la hija de Eric?- le exigí.

- Pido disculpas por ello- Victor inclinó ligeramente la cabeza, el más grande gesto que suponía podríamos esperar de él-, pero Jill y su madre, especialmente ella, tienen  mucha parte en esta historia.

- ¿Qué quieres decir?- Adrian le miraba con odio.

- La señora Mastrano ha sido una de las mujeres que se ha dedicado a velar por el bienestar del hermano de Vasilisa luego de que la madre del niño fallecerá pocos días después del parto.

- Victor…- Emily habló desde atrás de la habitación. La mayor parte del grupo se giró para observarla.

-¿Mamá?- Jill, que estaba a su lado, miraba a su madre con ojos suplicantes y brillantes debido a las lagrimas- Dime, ¿de qué se trata todo esto?...  porque no entiendo nada.

Emiliy acarició la mejilla de su hija y luego miró a Victor antes de comenzar a decir:

- Eric se reunía conmigo cada seis meses en distintos casinos. Supongo que alcanzamos cierto grada de amistad, pero nada más- Todos caímos en la cuenta de que ella era la mujer con la que se le veía a menudo en las Vegas. Ella y su grupo de compañeras de baile. Además, estaba dejando aclarado el punto de que ella no había sido amante de Eric- Nos reuníamos porque él deseaba saber de su hijo. Yo le llevaba fotografías y con el resto de las bailarinas, que también conocían al niño, le contábamos de los progresos y la vida en general que el pequeño llevaba. Eric me enviaba grandes y constantes sumas de dinero para la mantención del niño y para donar en instituciones encargadas de niños y adolescentes abandonados.  Creo que lo hacía como una manera de enmendar sus errores- Nos miró a todos, con ojos inundados en lágrimas- Eric había comprado una casa para el pequeño, donde vivía rodeado de cuidadoras amorosas y buenos profesores. Nosotras, las del grupo de baile, lo visitábamos frecuentemente en compañía de nuestras propias familias, como si todos fuésemos la familia que a él le hacía falta- Su discurso había sido un resumen de lo que suponía esperábamos ecuchar.

El rostro de Jill adquirió los gestos de quien es alcanzada por un rayo de comprensión.

-Él- dijo Jill, mirando a su madre.

Emily volvió a acariciarle la mejilla y continuó.

- Jill le conoció cuando era muy pequeña. Tendría unos cinco años cuando dejo de ver a Alex.

- ¿Se llama Alex?, ¿Mi hermano se llama Alex?- Lissa también tenía los ojos llenos de lagrimas. Christian mantenía su mano sujeta con fuerza mientras mi amiga miraba a Emily con intensidad.

- Así es como le llamamos todos. Su nombre es Alexander, como el padre de Bree, quien era su madre.

Me dejé caer en una silla cercana cuando las palabras de Emily llegaron realmente a mi cabeza.

- ¿Estás bien?- Dimitri, que estaba a unos pasos de distancia, se acercó para ver cómo me encontraba. Adrian  me miró con preocupación, al igual que Nikolay, pero este último se dio cuenta de lo que me había afectado. Las palabras también habían llegado a él.

- El chico de los folletos turísticos. El secuestrado.- dijo, mirándome al tiempo     que su ceño se crispaba sobre sus ojos- Hombre, estás loco- le dijo a Victor, llevándose las manos a la cabeza, logrando que su cabello quedara más revuelto aún.

Los demás seguían sin comprender de qué estábamos hablando, lo que era natural pues habían tenido sólo algunos minutos para conversar con él luego del allanamiento en el hostal. En esa ocasión los Dhampirs de Victor habían llevado a Alexander hasta allí, dejándolo amarrado junto con el resto de mis amigos, que habían permanecido en el hospedaje, mientras lo demás acompañábamos a Dimitri en una visita a su casa.

- No estaba realmente seguro de que fuera él el hijo de Eric, no por lo menos hasta el día del secuestro- dijo Victor-. Le pedí a uno de mis guardias que me trajera un cabello del muchacho. Lo mandé a analizar y así fue como me enteré de su verdadera identidad. Él era uno de los nombres en mi lista de posibles candidatos. Todos registrados como hijos de Bailarinas. La señorita Emily estaba en la lista de posibles madres.

- ¿Sabe Alexander quien es él en realidad?- miré a Victor y a Emily, esperado que cualquiera de los dos respondiera.

- No con certeza. Él no sabe quién es su verdadero padre, pero tiene claro que es hijo de un miembro de la realeza debido al color de sus ojos- contestó Emily.

- Sus ojos son grises- dije, recordando el momento en el que le pregunté por su color el día en que le visitamos en su departamento.

- En realidad son de un color verde intenso.

- Se puso lentillas…- dije en un murmuro, pero Emily escuchó igualmente.

- Él las usa casi todo el tiempo, sobre todo cuando comenzó a ir a la Universidad. El color llamaba mucho la atención entre los Morois que también estudian por aquí y Alexander no quería que le hiciesen preguntas.

- Ahora que saben lo más importante, ¿Podrían traer al muchacho para que ayude a mi hermano? – pidió Victor.

- El viene por tierra, junto a Mikhail y otros Dhampirs- dijo Dimitri- Deberían llegar en unas cinco horas más.

Victor se sentó en el borde de la cama.

- Mi plan era encontrar al muchacho para que pudiera limpiar a Robert cuando él utilizara su Espíritu para mantenerme sano. Espera limpiar mi imagen con el tiempo y, de paso, dejar a Vasilisa sin posibilidades de ascender al trono, puesto que su hermano perdido no aparecería jamás, de modo que mis posibilidades para ser el próximo rey aumentaban- Daba la impresión de que Victor estaba, más bien, reflexionando consigo mismo que hablándonos a los demás-. Nunca esperé que necesitara a Alexander para salvar la vida de Robert.

- Y ahora, cuando él llegue, vas a tener que pedírselo. Será él quien decida si quiere asumir el compromiso y si desea salvar la existencia del hermano de alguien que intentaba manipular su vida- le dije.

A pesar de todo esperaba que el grupo restante llegara pronto al hotel. Algo, un presentimiento, me decía que las cosas iban a ponerse peor en las próximas horas.



Capitulo 39

Tras esperar cinco horas, el grupo restante arribó en el hotel de Omsk. Cuando Mikhail y Alexander ingresaron en la habitación donde manteníamos a Robert, los bajos murmullos provenientes de las variadas conversaciones se acallaron y todos los ojos se fueron en su dirección.

Mikhail se quedó muy quieto y me dio una mirada interrogativa  mientras Alexander se removía con nerviosismo en su puesto, intentando fijar la vista en algún espacio que no le devolviera la mirada, y sin muy buenos resultados con eso.

- ¿Por qué nos miran así?- preguntó Mikhail finalmente.

- La verdad es que no te estamos mirando a ti precisamente - le dije, intentado parecer lo más informal posible.

- Alexander…- dijo Lissa, pronunciando su nombre casi como si fuera una plegaria y adelantándose un paso desde su puesto junto a Christian.

El muchacho la miró con amplios ojos, llenos de desconcierto.

- ¿Si?- dijo Alexander. Su voz reflejaba lo mismo que su rostro.

Lissa no dijo nada más. En vez de hablar se decidió por lanzársele al cuello y abrasarlo con fuerza. Podía sentir las emociones desbordándose en ella pero, por suerte, eran en su mayoría sentimientos positivos, así que no me preocupé por contenerlos en ese momento.

- ¿Qué ocurre?- Esta vez la voz de Alexander tuvo un carácter más bien preocupado. Con cierta torpeza le regreso el abrazo a Lissa y miró hacia mí con cara de “ayúdame”, para  luego mirar a Christian con cara de disculpa.

- Nada… Todo…- Lissa estaba prácticamente hipando sobre el pecho de Alexander. Desde mi posición podía ver como la camiseta del Moroi iba adquiriendo un color más oscuro a causa de las lágrimas.

- Lo cierto es que hemos tenido unas cuantas charlas bastante fructíferas en las últimas horas- Nikolay caminó hasta Alexander y le puso una mano en el hombro desde atrás mientras Christian se acercaba para separar a Lissa y hacer que se recobrara un poco.

- Ajáaa…- Alexander alargo la palabra, claramente sin comprender que tenía él que ver con todo eso.

- Nos hemos enterado de unos cuantas historias de familia, y al parecer en toda esta trama tú eres una pieza fundamental.

- ¿Qué quieres decir?- Alexander se estaba impacientando. Su genio, el cual ya habíamos vislumbrado aquel día en su departamento, estaba haciendo acto de presencia.

- ¿Recuerdas nuestra primera conversación? ¿Cuándo te visitamos en tu piso?- pregunté-  Pues bien… Al parecer no estábamos tan perdidos de la verdad con Nikolay ese día.

El rostro de Alexander palideció un poco, pero se apresuró a contradecir:

- ¿De qué estás hablando?- dijo severamente- Me parece que estas en un error. Se los dije ese día, mi padre…

- Tú no sabes quién es tu padre, muchacho.- Victor se separó de al lado de Robert en la cama y se acercó hasta donde estábamos manteniendo nuestra conversación – Has reusado durante toda tu vida a saber el nombre y paradero de tu progenitor, pero la vida se ha encargado de hacértelo saber, y no estoy seguro si de la mejor forma.

Le di una fría mirada a Victor para luego girarme otra vez hacia Alexander.

- Alexander… tu padre es Eric Dragomir, y Lissa es tu hermana – Ok. Yo tampoco fui muy sutil, pero por lo menos lo intentaba-  Eres uno de los dos últimos miembros de la familia real de la línea Dragomir.

La nuez en el cuello de Alexander se movía con rapidez, mientras sus ojos buscaban nuevamente por la habitación, pero esta vez con la necesidad de encontrar apoyo. En ese momento vio a Emily y a Jill en una esquina.

- ¡Emily!- dijo, con la voz más elevada de lo necesario- ¡Tienes que decirles! ¡Diles que están equivocados! Yo no tengo nada que ver con la familia Dragomir. Nada que ver con la realeza y los títulos…- se estaba sofocando, su cara tomando un color sonrosado por el enojo y la desesperación de sus palabras.

Emily se puso de pie e hizo el amago de alcanzarle con la mano, pero luego la dejó caer a su costado.

- Alex…- dijo con los ojos brillantes de emoción- No puedes seguir negando quien eres.

El joven Moroi dio un paso atrás, como si hubiese perdido un poco de estabilidad y miró otra vez a su alrededor, pasando la vista por el rostro de todos los presentes. Luego, agachó la cabeza, mirando a la alfombra que cubría el piso.

- Yo no puedo…- murmuró.

- Mira, ser de la realeza es una verdadera jodida molestia – dijo Adrian, sorprendiéndonos a todos-, pero si juegas bien tus cartas, y te unes al bando correcto- Esa sonrisa tan marca ADRIAN apareció en sus labios para recalcar el efecto-, es decir, con tu hermana y el resto de nosotros, no vas a tener de que preocuparte. Es más: Si te aburres, siempre puedes hacer enojar a los más ancianos. No es para nada difícil, y puedes encontrar algo de diversión en eso siempre.

Todos quedamos prácticamente con la boca abierta, inclusive Alexander, ante su… comentario. Estaba debatiéndome internamente entre darle un golpe en el brazo o reírme con ganas.  Finalmente me dije que, cualquiera fuera el mensaje, mientras tuviera efecto, me daba lo mismo. Lo importante era convencer a Alexander de que aceptara ser quien era… y todo lo que iba a conllevar aquello.

Alexander rió con desgana.

- Supongo que ya lo sabía… Desde que aparecieron en mi puerta ese día, sabía que todo esto iba a explotar tarde o temprano- dijo mirándome. Luego se giró para ver a Lissa y suspiró- Entonces tengo una hermana.

Lissa asintió y sonrió con timidez.

- Eso está bien- dijo Alexander, devolviéndole una sonrisa igual de tímida- Pero, realmente no quiero tener nada que ver con la realeza. He intentado mantenerme lejos de eso toda mi vida, y quiero seguir así.

- A veces – dijo Dimitri- debemos hacer cosas que no queremos hacer por el bien de los demás- le miré de reojo cuando sentí que su mirada pasaba sobre mi por algunos segundos- Pero también hay veces en que lo correcto y nuestros deseos pueden convivir. Este podría ser el caso, si tú decides hacer lo correcto. Si aceptas tu lugar dentro de la realeza, y se hace valer tu apellido como uno más de los Dragomir, podrás hacer tu propia vida luego. Tendrás que asistir de vez en cuando a algunas cenas de las familias reales, pero no tienes porque tomar papeles y roles de mayor implicación. Tan sólo con que aceptes ante la Corte ser el hijo de Eric Dragomir habrás ayudado a toda una población de Dhampirs.

- ¿De Dhampirs?- preguntó Alexander con curiosidad.

- Si aceptas hacer valer tu apellido, Lissa tendría la oportunidad de asumir el puesto de la reina, y de ese modo ayudar a que toda una tragedia se desate- le respondí.

Alexander se quedó por un momento pensativo, sin mirar a nadie en particular.

- ¿Tengo que ir a América con ustedes?- Ahora sus ojos brillaban con entusiasmo  ¡Oh! Cierto… “chico-américa”. Después de todo, si iba a poder hacer su viaje. Aunque me parecía que en este caso el entusiasmo tenía otras fuentes además.

- Sip. En primera clase- dijo Nikolay, sonriéndome con complicidad seguramente al recordar lo mismo que yo.

Alexander suspiró pesadamente.

- ¡Oh, qué rayos! – Se acercó hasta Lissa y, tomándola de una mano, la jaló hasta tenerla entre sus brazos- ¿Supongo que puedo decirte “hermanita”?- dijo juguetonamente mientras apoyaba la mejilla sobre la cabeza de Lissa. Luego miró a Christian con diversión- Y a ti, a ti te va tocar ser un cuñado de lujo. Ahora Lissa tendrá alguien que se preocupe de que  le traten como a una reina.

- Ella será una reina- dijo Christian, sonriendo- Y no te preocupes, Rose ha estado ejerciendo tu rol de hermano de manera impecable, y creo que lo seguirá haciendo por siempre. Supongo que ahora tendré que resignarme a tener no sólo un amonestador, sino que a dos.

- Es mejor que sobren, a que falten- dijo Lissa sin soltar el abrazo de su hermano.

- No es por ser un majadero- habló Victor- Y, sinceramente, lamento interrumpir este armonioso reencuentro, pero ¿Les importaría comenzar a tratar lo de Robert?

Era cierto. Aun quedaba explicarle a Alexander acerca de su conexión con Robert y el hecho de que era un Besado por las Sombras, al igual que yo.

- Alexander…- Ahora sí que estaba nerviosa. Este tema en particular me llegaba de un modo más profundo, por toda mi propia experiencia, y por saber lo que le estaba por pedir a cabalidad- Hay otro asunto del cual nos hemos enterado y del cual debes estar al tanto.

Comencé a contarle la historia de San Vladimir y Anna, el poder del Espíritu y los Besados por las Sombras hasta llegar a su situación puntual, pasando por el día de su nacimiento y la presencia de Robert en el parto. Oksana y Mark aportaron con mucha información útil que hacía que todo fuera más comprensible, pero a pesar de ello obviamente el relato le fue difícil de asimilar, pues el Moroi era completamente ajeno a todo aquello del poder del Espíritu y sus consecuencias. Seguimos hablando hasta que la gran pregunta llegó y él se vio dudoso.

 - ¿Me están diciendo que una vez que me conecte con él- dijo mirando hacia Robert- el lazo será irrompible?- Alexander les preguntaba a  Mark y a Oksana.

- Al parecer, como no ha habido más contacto entre ustedes desde que Robert te devolvió a la vida, el lazo no se ha completado. Una vez que le toques, supongo que el proceso estará terminado y tú pasaras a tomar el papel de Besado por las Sombras de Robert. Ambos se necesitaran de por vida- dijo Mark.

- Por favor- le rogó Victor- Saca a mi hermano de este estado. Te lo pido- en los ojos de Victor podía verse todo el esfuerzo que estaba haciendo para rogar por algo.

Alexander le devolvió una cortante mirada y se dirigió a él con solemnidad.

- Tú no eres un santo de mi devoción. He escuchado mucho sobre ti y no te tengo en estima, pero soy consciente del regalo que tu hermano me dio, y estoy dispuesto a retribuírselo.

Sin más, y seguido por algunos de nosotros, Alexander se acercó a la cama donde Robert permanecía tendido. Antes de poner una mano sobre la frente de Robert, miró a Oksana para cerciorarse de que estuviera haciendo bien.

- Adelante- le animó Oksana- No perdemos nada intentándolo.

Alexander puso su mano sobre la frente de Robert y ambos, el joven  y el adulto Moroi, contrajeron el rostro. Dimitri tuvo que sujetar a Alexander, quien por un momento pareció a punto de desmayarse.  Los ojos de Robert se movían con rapidez bajo sus parpados. Un par de segundos así y luego los dos abrieron los ojos. Los de Robert estaban sorprendidos, mientras que los de Alexander estaban a punto de salirse de las orbitas, desenfrenados. Dimitri reforzó el agarre y murmuro:

- Hay que hacer algo por el chico- me miró- Rose, esta como tú en las ocasiones que te ves superada por lo que absorbes del Espíritu.

Demoré un poco en reaccionar. Me había quedado abstraída en la imagen de Alexander, completamente fuera de sí.

Así era como yo me debía de ver cuando absorbía más de lo que podía soportar de la influencia negativa del Espíritu.

- Robert- dije, apartando la mirada del rostro de Alexander con dificultad para mirar al recién incorporado Moroi- Es tu turno.

Robert lo comprendió de inmediato y se irguió en la cama para poder alcanzar el brazo de Alexander con una mano.

El muchacho poco a poco fue recobrando la calma, hasta quedar completamente relajado entre las manos de Dimitri, quien seguía sujetándolo.

- Ya estoy bien- dijo Alexander- Puedes soltarme ahora.

Dimitri le hizo caso.

- Gracias- dijo Robert- Gracias por traerme de regreso.

- Tú fuiste quien me trajo de regreso en primer lugar- contestó Alexander con una sonrisa. Los dos sonrieron, casi cómplices.  Eso debía de ser parte del lazo que se forjaba. Una cercanía más allá.

- Gracias- también dijo Víctor mientras apoyaba afectuosamente una mano sobre el hombro de su hermano- Esto es algo que no olvidaré.

El ruido en la habitación comenzó a aumentar. Las conversaciones surgiendo de todas partes. Comentarios y risas de celebración. Alguien encendió un equipo de música y luego pude ver a Mía arrastrando a Eddie para bailar. Alexander saco a Lissa y vi que Adrian bailaba con Sydney. Luego Christian y Jill se les unían.

- Parece que el viaje valió la pena después de todo- dijo Nikolay a mi costado, inclinándose hacia mí para que le pudiera oír.

- Si. Así parece- dije sonriendo y mirando como mis amigos se divertían. Una paz que no sentía desde hace mucho, tanto que ya casi ni lo recordaba, me recorrió.

- ¿Qué vas a hacer ahora?- preguntó el Dhampir.

- Regresar a América y encontrar el modo de solucionar mi propio enredo- Aun no había encontrado al verdadero responsable de la muerte de Tatiana, y tenía que ponerme a ello si quería volver a transitar las calles sin temor de que me ejecutaran allí mismo.

- ¿Puedo ir con ustedes?

Me giré para mirarle de frente. Nikolay me devolvía la mirada con timidez y esperanza a la vez.

- No tengo nada más que hacer por aquí, y después de todo lo ocurrido creo que lo mejor es salir de Siberia por una buena temporada- dijo.

- Supongo que puedes- le dije- Siempre y cuando no vuelvas a jugar a dos bandos.

- ¿Quieres que te pida disculpas otra vez?- me preguntó, dándome un amistoso codazo, y con voz melosa- Se que te gusta escuchar como dejo al descubierto mi admiración por ti cundo te pido perdón por ser un idiota.

No pude evitar reír.

- Bueno. Si Abe no quiere contratarte como uno de sus guardias, siempre puedo emplearte como mi propio humorista personal.

Nikolay fingió un rostro dolido, llevándose una mano al pecho.

- ¿Te das cuenta de lo cruel que eres? Desechando mi amor así, a la ligera- compuso el rostro y me miró con seriedad- Ahora, en serio, no voy a cansarme de preguntar si tengo una oportunidad.

- No. Sigue sin haberla- le di una palmadita afectuosa en la mejilla- Pero, te alegrara saber que estas de regreso en mi lista de personas favoritas. Deberías valorarlo. Es difícil ganar un puesto en ella.

- Claro que lo valoro- dijo, sonriendo.

A través de todo el ruido se pudo escuchar que alguien golpeaba a la puerta.

- Debe de ser la comida china que encargué- dijo Adrian, alzando la voz entre toda la gente- Que alguien abra y la reciba.

Uno de los Dhampirs de nuestro grupo de guardia, que estaba a un par de pasos de la puerta, fue a recibir el pedido.

Cuando la puerta se abrió no lo hizo con suavidad, sino de un golpe y saliéndose de las bisagras.

- Sorpresa, sorpresa… - la voz arrastró las palabras de una forma seductora y que causaba terror al mismo tiempo- Justo a tiempo para la fiesta- dijo Sonya, mirando a su alrededor y  fijando al final  la vista en Mikhail, que se encontraba con Dimitri cerca de donde los demás habían estado bailando- ¿No me invitas a bailar, Mikhail?- preguntó

Suspiré mentalmente.

“Demasiado bueno para ser verdad”, me dije. “Se terminó la hora de juego. De regreso a la vida real”



Capitulo 40

- Pero bueno… ¿Por qué esas caras? Sólo he venido para recuperar lo que es mío. Mikhail se va conmigo y ustedes pueden seguir con su fiestecita como si nada hubiese pasado- Sonya avanzaba con premeditada lentitud hacia Mikhail, como una serpiente seduciendo a su presa.

Dimitri quiso resguardar a Mikhail, pero este se adelantó un paso, quedando más al alcance de Sonya y fuera de la protección que Dimitri intentaba brindarle.

- Esto es entre ella y yo- dijo Mikhail con suavidad, pero en un volumen de voz que nos permitió a todos los presentes enterarnos de lo que hablaba.

Sonya sonrío en un modo que parecía ser sensual, pero el efecto se distorsionaba por culpa de sus colmillos y sus ojos bordeados de rojo.

- Sabía que no me decepcionarías, Mikhail- dijo sin dejar de avanzar hasta tenerlo a sólo unos cuantos pasos de distancia.

- Y yo me imaginé que no te quedarías tranquila después de nuestro pequeño encuentro del otro día- le contestó, con una voz carente de emoción, a pesar de que sus ojos decían mucho más.

Mientras ellos mantenían su dialogo, fui trasladándome de puesto con mucho cuidado hasta llegar a donde se encontraba Victor y Robert. Lissa y los demás se habían movido desde la improvisada pista de baile hacia los costados de la habitación, ubicándose muy cerca de donde ya había llegado. Seguí avanzando hasta quedar junto a ella.

- Lissa- dije en un susurro- Sé que no lo habíamos hablado antes, pero…- No sabía cómo pedirle a mi amiga el favor que estaba a punto de pedir. Ella ya lo había hecho antes, pero yo no deseaba someterla a un desgaste como aquel. Sin embargo era necesario… Mikhail también era nuestro amigo- Liss… tengo que pedirte un favor. Tienes que ayudarme con Sonya.

Lissa no dijo nada. Sólo me devolvió la mirada y supe que ella había entendido lo que yo realmente estaba pidiendo.

Ella me lo dijo a través del vínculo, por lo que pude escuchar sus palabras.

“Quieres que utilice el Espíritu para sanarla” pensó.

- Si.

- Yo lo haré- La voz procedía desde mi espalda. Fue un susurro similar al mío. Me giré para ver quién era y me encontré con Robert devolviéndome la mirada. A su lado Victor lo miraba con ojos desaprobadores.

- Robert, no puedes…- comenzó a decir Victor.

- Se los debo. No será ningún problema. En estos momentos, gracias a estos chicos, me siento como no me había sentido hace muchos años. Una paz que ya no recordaba…- parecía como si hubiese podido seguir con un discurso de ese estilo por varios minutos, pero se detuvo, recordando la situación en la que estábamos- Voy a necesitar una estaca- dijo mirándome.

- Claro- dije, en el mismo volumen de voz. Le entregué una de las estacas que tenía escondidas en mi espalda- Voy a pedirle, de algún  modo, a Dimitri y a Nikolay que me ayuden a sujetarla para que tú puedas darle con la estaca…- dudé por un segundo y dije- ¿Puedes hacerlo? ¿Puedes estacarla?

Para mi sorpresa, Robert sonrió. Fue extraño y a la vez casi alentador verlo sonreír de ese modo.

- Puedo. Tranquila. Ustedes hagan lo que tienen que hacer que yo me encargo de mi parte.

- De acuerdo- le devolví la sonrisa, prácticamente involuntariamente, y fue avanzando pegada a las paredes para poder llegar hasta Nikolay, que por suerte estaba en un lugar que quedaba frente a Mikhail y Dimitri. Una posición que nos permitía hacerles señas sin que Sonya nos viese.

Aunque difícilmente ella se percataba de nosotros. Estaba enfrascada en una contienda verbal con Mikhail. Ambos estaban alterados. Ella sobre todo.

Yo sólo podía captar algunas palabras pues estaba concentrada en orquestar nuestro siguiente paso.

- Nikolay- le murmuré al odio.

Él no se giró. Siguió mirando hacia el frente pero asintió levemente con la cabeza en señal de que me prestaba atención.

- Tú, Dimitri y yo vamos a sujetar a Sonya cuando sea el momento apropiado. Robert se encargará de estacarla para poder traerla de regreso.

Puede ver como una sonrisa se formaba en sus labios. Incluso podía ver ese brillo de anticipación en sus ojos.

- ¿Estás de acuerdo?- pregunté, para darle la oportunidad de salir del plan.

- Por su puesto- dijo, mirándome de costado- Sería un tonto si despreció un boleto en primera fila para este espectáculo.

Hice rodar mis ojos sonriendo a la vez. “Este chico vive para los problemas” me dije, “Por eso nos llevamos tan bién”

A continuación miré hacia el frente, pensando en cómo llamar la atención de Dimitri.

No hizo falta pues él ya me miraba atentamente. Organice mis ideas y busqué mentalmente el modo de explicarle por señas, gestos, o lo que fuera, mi plan.

Lo miré con intensidad y luego miré a Sonya. Miré de uno al otro varias veces, intentando que se percatara de que hacia un paralelo entre ellos. Luego miré de Lissa a él un par más, para luego mirar de Robert a Sonya otras cuantas.

Esperé un poco a ver su reacción. El miró a todos los señalados y luego hacia el techo. Por último me devolvió la mirada con intensidad e hizo un pequeño asentimiento con la cabeza.

Con un dedo y la mano al nivel de mi vientre le señale a Nikolay, a él y a mí, para después cruzar mis muñecas, a la misma altura, y luego señalar a Sonya.

Esperé un segundo y el asintió con la cabeza.

“Bien”, pensé, “Estamos todos informados. Ahora sólo queda ejecutar el plan”

Miré  a Robert para hacerle saber que todo estaba listo. El asintió y comenzó a moverse por los costados para poder quedar más cerca de donde se encontraban Sonya y Mikhail aún discutiendo.

- A la cuenta de tres- le dije a Nikolay, murmurando mientras con la mano, aún pegada a mi vientre le hacia una seña a Dimitri.- Uno…-Extendí un dedo- Dos…- Un dedo más- Tres.- Un tercer dedo y los tres nos precipitamos hacia Sonya.

Dimitri, por ser quien se encontraba más cerca de ella, fue el primero en agarrarla y, sólo porque estaba distraída, no alcanzó a darle el golpe que pretendía dar a su cabeza. La mano de Sonya pasó a sólo un centímetro del rostro de Dimitri al tiempo que Nikolay y yo llegábamos para sujetarla desde otro costado y por la espalda.

Sonya comenzó a combatir, dando fuertes empujones e intentando liberar sus brazos. Tenía una fuerza increíble. Nos tenía utilizando todas nuestras energias para mantenerla sujeta.

Sus acompañantes se lanzaron hacia nosotros para defender a su jefa, pero nuestros Dhampirs fueron igual de rápidos y una batalla aparte comenzó a librarse  a nuestro lado.

Robert se aproximó con la estaca en su mano, mirándonos a todos y luego fijando su mirada en Sonya.

- ¡No vas a estacarme!- le gritó Sonya- Yo seré inmortal por siempre… y unos imbéciles como ustedes no van a cambiar eso- Sonya miró a Mikhail- Y tú vas a ser mío sea como sea. Estarás a mi lado siempre.- Sonya dio un jalón más fuerte, librándose casi del agarre de uno de sus brazos.

- Sonya…- Mikhail casi le rogó con la voz- Detente por favor. Deja que ellos te regresen a lo que eras. Deja que me devuelvan a mi Sonya.

- ¡No volveré a esa miserable vida!, ¿me entiendes? Esto es lo que soy ahora. Perfecta. Y tú también lo serás. Viviremos por siempre, Mikhail. Juntos por siempre, como habíamos soñado. Fuertes, sin miedo. Disfrutando de la juventud y el poder de una eternidad.

- Robert- Dije con los dientes apretados debido a los esfuerzos- Date prisa.

- No tengo espacio para hacerlo- dijo él, mirándonos a todos.

Era verdad. El modo en que teníamos sujeta a Sonya no dejaba espacio para que Robert pudiese estacarla ni por la espalda ni de frente.

Dimitri, que estaba sujetándola más desde adelante, se movió de modo que dejó espacio para poder estacarla.

Robert se acercó más.

- Es hora de regresar, Soya.

Ella intentó morderle, como un perro rabioso y desquiciado. Dimitri puso una mano en su cuello, atrayendo su cabeza hacia atrás para evitar que pudiera darle un golpe a Robert.

Robert puso la estaca en posición y Sonya dio un empujón con más fuerza, logrando que todos nos desestabilizáramos.  Caí en el suelo de espaldas mientras Nikolay y Dimitri se empeñaban en mantener el agarre que habían perdido.

Una luz blanca y segadora inundo la habitación. Tuve que poner una mano sobre mis ojos porque la intensidad de ésta era demasiado fuerte y lograba hacerme daño.

Las peleas y los ruidos cesaron. Todo se volvió una calma absoluta en una blancura que absorbía todo lo que había alrededor.

Intente localizar, a través de mis parpados casi cerrados, a los demás, pero no pude identificar a nadie salvo la procedencia del lugar en donde la luz era aún más potente.

Un ruido sordo se escuchó. El piso debajo de mi vibró con la caída de dos cuerpos y la luz fue retrocediendo hasta extinguirse.

Demoré un poco en reponerme y librarme de la sensación de mareo y confusión.

Todos estaban de pie, pestañeando y girándose para ver  a los dos cuerpos en el suelo.

Robert sostenía una mano de Sonya mientras con la otra acariciaba su cabello. Ella tenía la cabeza sobre el regazo deélt y tiritaba con fuerza.

Mikhail se acercó y, frente a ella, cayó de rodillas. Con temor, extendió una mano para ponerla sobre el hombro de Sonya. Ella reaccionó al toque y abrió los ojos. Al verlo se incorporo con dificultad y luego se dejó caer contra Mikhail, apoyando la cabeza en su pecho y rodeándolo con un brazo por la cintura, sin soltar la mano de Robert con la otra mano.

Mikhail le rodeo con los brazos mientras besaba tiernamente su frente, murmurando palabras reconfortantes y llenas de amor.

No pude evitar recordar el momento en que Dimitri regresó. Lo mucho que deseaba poder abrazarlo del modo en que Mikhail abrazaba a Sonya en esos minutos. 

Miré hacia Dimitri y lo encontré con la mirada fija en Sonya. Estaba petrificado allí. Imaginaba que él recordaba su propio momento y esto era como mirarse desde afuera.

Di un par de pasos en su dirección y, respirando hondo, con cierto temor a ser rechazada como había sido en ese momento, me atreví a poner una mano sobre su brazo. Una especie de consuelo tanto para él como para mí.

Él no me miró, pero puso su mano sobre la mía, moviendo el pulgar con ternura sobre mi piel, mirando a Mikahil y Sonya.

Al poco tiempo Alexander se acercó hasta Robert y le preguntó:


- ¿Estás bien?- Se veía preocupado y nervioso.

- Si- contestó él, mirando la mano de Sonya dentro de la suya. Me siento un poco cansado, pero eso es todo.

- Y yo me siento ansioso por tu culpa. Y no entiendo muy bien a qué se debe esta preocupación- Alexander miraba hacia el frente, ceñudo, sin comprender lo que experimentaba.

Oksana y Mark se acercaron hasta Alexander y comenzaron a explicarle el tipo de unión que se generaba entre el usuario del Espíritu y su Besado por las Sombras. Robert lo miraba de vez en cuando y luego continuaba sosteniendo con cuidado la mano que Sonya mantenía aferrada.

Me alejé de Dimitri y fui a ver cómo estaban manejando los Dhampirs de nuestro grupo a los recién apresados compañeros de Sonya. Nikolay ya se estaba haciendo cargo de todo y había ordenado que los mantuvieran amarrados en una de las habitaciones contiguas, a la espera de nuevas órdenes.

Me quedé observando cómo trabajaban y sentí una mano sobre mi hombro.

- ¿Estás bien?- Adrian se había acercado sigilosamente y me observaba con detalle.

- Si. ¿Y tú?- Este era el primer dialogo relativamente real y propio que habíamos tenido desde lo ocurrido desde nuestra ruptura.

- Bien. Sorprendido, pero bien… al margen de todo lo demás, claro- sonrío para alivianar las cosas, pero yo sabía que en el fondo había mucho más.

- Adrian…- comencé a decir.

- Tranquila, pequeña Dhampir. No hay nada más que decir respecto a ese tema. No tienes de que preocuparte. Ambos estaremos bien y dentro de un tiempo seremos un par de buenos amigos, los mejores, y nos reiremos de las anécdotas y recuerdos de esta época. Puede que yo utilice un par de recuerdos para algunas cosas… Hay algunos especialmente buenos. Utilizables para unas cuentas escenas candentes- Una sonrisa esquinada y malévola floreció en sus labios-. Puede que utilice mi tiempo libre en escribir un guión para una película con esos recuerdos. Siempre hay espacio en el mundo del espectáculo para un chico guapo, de recursos ilimitados y con un ingenio como el mío.

No pude evitar reír ante sus comentarios descabellados.

- Puede ser… Aunque creo que el mundo del espectáculo no está preparado aún para alguien como tú. Serías demasiado para ellos- le dije.

- Espero que lo estés diciendo en el buen sentido, eh.

- Claro.

Nos quedamos en silencio, sonriendo y mirándonos. Respiré con más tranquilidad. Con la esperanza de no haber perdido todo. Con el deseo de conservar a ese chico tan especial como a un amigo.

- ¡Rose!- Lissa caminaba con rapidez hacia mí.

- Liss, ¿Estás bien?- No me había preocupado por ella, pues no había sentido nada extraño en nuestro vinculo, pero de todos modos quería cerciorarme de que estuviese bien.

- Si, si. ¿Y tú?

- Bien.

- Mikhail me pasó esto para que te lo entregara. Abe ha llamado y quiere comunicarse contigo- Lissa me entregó un móvil. El móvil de Mikhail.

- Ok. Gracias. Ahora mismo voy a hacer la llamada.

- Es mejor que vayas a otra habitación. En esta hay demasiado ruido y creo que la conversación que te espera será larga y tendida- Me aconsejó Adrian.

- Si. Tienes razón. Voy a mi habitación, por si alguien me necesita- le dije al tiempo que me encaminaba ya hacia la puerta principal.

- Bien.- Dijo Adrian a mis espaldas.

Salí de la habitación casi sin mirar por donde iba. Tenía la vista pegada en la pequeña pantallita, buscando el numero de Abe. Cuando di con él ya estaba a poco espacio de la entrada de mi habitación en el hotel. Saqué la tarjetita que Nikolay me había entregado en algún minuto mientras celebrábamos por Alexander y por Robert, y la introduje en la ranura de reconocimiento. Entré en el cuarto sin mirar la decoración y me acomodé en un pequeño sofá cerca de la puerta. El tono en el móvil marcó dos veces antes de que alguien respondiera del otro lado de la línea.

- ¿Nikolay?- preguntó la voz de Abe desde América.

- Nop. Soy yo.

- Rose…- Sonó como a un suspiro de alivio. Luego su voz se tornó molesta- ¿Por qué no me habías llamado antes?

- Relájate. No había podido. Además, recuerda que tú mismo dijiste en una de nuestras conversaciones que teníamos que limitar nuestras llamadas, por lo peligroso de la situación y todo lo demás.

- Si, si. Pero las cosas han cambiado bastante desde entonces.

- Ah… Te has enterado de casi todo. Seguro ya estas enterado también de nuestro último encuentro con el Cartero. Un Moroi muy interesante, por lo demás…-dije sarcásticamente.

- Más que eso, diría yo…- Lo dijo con un tono de hastío.

- ¿Qué pasa?- le pregunté, con una sensación de preocupación en aumento. Me erguí en el sofá y esperé a que respondiese.

- He recibido una llamada suya. Te está buscando y ha enviado a sus trabajadores a seguirte.

Me relajé un poco porque de eso ya estaba enterada.

- Si- le dije- Ahora mismo tenemos a un pequeño grupo de los suyos arrestados en una habitación. Aunque una de ellas es ahora una suma a nuestro bando. ¿Hemos encontrado a Sonya, y Robert la ha traído de vuelta!- sonreí ante mi propio tono entusiasmado mientras le contaba la noticia.

- ¿Sonya Karp?... ¿Robert? ¿Robert, hermano de Victor Dashkovs?- preguntó, incrédulo.

- ¡Sí! ¿No te parece una excelente noticia? Mikha…

- Rose, escúchame, es importante- dijo Abe, con apremio- El Cartero no está trabajando solo. Alguien de la Corte es su cómplice. Están trabajando juntos y, de seguro, más gente está implicada. Te están buscando porque no pueden dejarte descubrir quién es el verdadero asesino de la Reina. Quien mató a la reina es uno de los que desean ascender al trono. Saben que no pueden dañar a Lissa directamente sin perjudicar la moral de la población Moroi, por ser ella una de los dos únicos miembros de la línea real Dragomir. Por lo mismo, piensan atacarla por otro lado. Por uno que puede hacerle el mismo daño sin dañarla físicamente.

- ¿De qué hablas? ¿De dónde estás sacando estas ideas?

- Él me lo dijo. El maldito Cartero me ha confesado sus planes, porque, según él, no hay nada que pueda evitar que se concreten. Rose- ahora su voz era más urgente que antes- Te lo pido, muchacha, vuelve a América ahora mismo. No puedo protegerte como es debido si sigues allí. Tienen que regresar. Todos. Ahora.

- Dime que más te dijo.

- Quieren transformarte. Quieren que seas el símbolo del sometimiento. Un dolor permanente en corazón de tus amigos y seres queridos; el arma preferida del Cartero y su secuaz para causar terror entre los que no quieran acatar las órdenes del nuevo reinado, porque según sus mismos planes, este personaje será el próximo rey. Tú y un grupo de los mejores Dhampirs entrenados serán un nuevo ejército de Strigois.

- ¿Y cómo piensan hacer para que los Strigois les sigan?- le pregunté, temerosa de la respuesta.

- Con la promesa de una nueva sociedad. Una en donde este grupo de Strigois será parte de la realeza. Ustedes serían la realeza Strigoi.

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